TEHERAN (AFP).- Irán confirmó ayer, martes, que ha comenzado sus actividades de enriquecimiento de uranio y no tiene pensado suspenderlas, como le pide occidente, al que sin embargo trató de tranquilizar diciendo que su programa carece por ahora de dimensión industrial. La polémica vuelve a estar servida ante este rechazo a cumplir las condiciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) para sentar las bases de un nuevo diálogo con los iraníes.

“Los trabajos se reanudaron” en la planta de Natanz (centro), declaró Javad Vaidi, miembro del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, organismo responsable del programa nuclear.

Teherán anunció el lunes la retirada “inminente” de los precintos y de las cámaras de vigilancia instalados por la AIEA en Natanz.

Fuentes diplomáticas en Viena, donde tiene su sede la AIEA, anunciaron ese mismo día que Irán había reanudado su proceso de enriquecimiento en esa planta.

“El comienzo de la inyección de gas (de hexafluoruro de uranio) será anunciado oficialmente en los próximos días”, declaró el vicepresidente de la organización iraní de energía atómica, Mohamad Saidi, citado por la agencia Fars.

Es “inaceptable que suspendamos nuestras investigaciones”, afirmó Vaidi, reiterando que la “sustancia misma del programa nuclear (iraní) es el enriquecimiento” de uranio.

La reanudación de esta actividad por parte de Teherán fue el detonante de la ruptura del diálogo con los países europeos en agosto de 2005 y en enero de 2006, tras haberlo restablecido brevemente en diciembre pasado.

Europa, con el apoyo de Estados Unidos, logró que el 4 de febrero la AIEA adoptase una resolución en la que pedía a Irán la suspensión de todas sus actividades sensibles, al tiempo que informaba al Consejo de Seguridad de la ONU sobre el caso iraní.

Lejos de amedrentarse, Teherán respondió anunciando el fin del régimen de control reforzado de su programa nuclear por la AIEA, además de la reanudación de todas las actividades nucleares que había suspendido hace dos años, concretamente la relacionada con el enriquecimiento industrial de uranio.

La planta de Natanz comprende dos unidades de enriquecimiento. Una es un proyecto piloto orientado a la investigación y la otra una instalación industrial en fase de construcción.

Con respecto a esta última, Vaidi indicó que Irán “necesita tiempo para alcanzar una capacidad industrial de hasta 60.000 centrifugadoras (de enriquecimiento de uranio), pero ya hemos comenzado nuestras actividades”.

Gholamreza Aghazadeh, jefe de la organización de energía atómica iraní, trató por la noche de quitarle importancia a estas declaraciones.

“No hay aún un programa para una producción industrial (…) y de enriquecimiento a un nivel industrial”, declaró Aghazadeh, citado por la agencia Isna.

“El enriquecimiento en Natanz estará limitado a la investigación (…) que necesita mucho tiempo. Inyectar gas UF6 en algunas centrifugadoras no significa que estemos enriqueciendo”, añadió.

El uranio enriquecido se utiliza para producir combustible en las centrales nucleares, pero también para la fabricación de bombas atómicas.

Los occidentales rechazan que Irán enriquezca uranio en su territorio porque no ha dado suficientes garantías de que detrás de esas actividades no se esconde el objetivo de fabricar bombas atómicas.

La AIEA se volverá a reunir el 6 de marzo para examinar el cumplimiento de sus exigencias por parte de Irán y decidir el posible envío del caso al Consejo de Seguridad de la ONU.

Entre tanto una delegación de Teherán viajará a Moscú el 20 de febrero para seguir negociando el plan ruso de enriquecer uranio iraní en territorio ruso, indicó Vaidi.

Los iraníes siguen insistiendo en que sólo aceptarán esta oferta si también pueden realizar la misma actividad en su propio territorio.

Precisamente en Moscú, Francia y Rusia instaron a Irán a “someterse completamente a la resolución de febrero del Consejo de gobernadores y a las exigencias de la AIEA”.