Teherán. Con casi un millón de refugiados dentro de sus fronteras, casi todos procedentes del conflicto afgano, la actitud de la República Islámica de Irán constituye por su atención, dedicación y generosidad, un modelo que la propia ONU considera “un ejemplo para el mundo” que debe ser imitada.
Acceso a un seguro médico universal como el que tienen los iraníes, educación gratuita para casi 350.000 niños y adolescentes afganos en las escuelas públicas, acceso a la universidad y a cursos de formación técnica y el permiso para que los refugiados elijan libremente su lugar de residencia son algunos de los rasgos del “tratamiento ejemplar” que Irán da a los desplazados.
Al menos así lo reconoce el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), que resalta que durante los últimos 35 años, Irán ha sido uno de los países del mundo con mayor número de refugiados dentro de sus fronteras pese a sus numerosos problemas internos y externos, incluidos guerras y bloqueos internacionales.
“Para la ONU diría que por ejemplo la apertura del seguro médico universal para los refugiados constituye un salto cuántico en cuanto al tratamiento ejemplar de estas personas en el mundo. Lo vemos como un ejemplo muy positivo y esperamos que sea imitado”, dijo a Efe Sivanka Dhanapala, director de la oficina de la ACNUR en Irán.
Según Dhanapala, estos esfuerzos iraníes han conseguido que, por extraño que parezca, la situación de los refugiados en Irán sea “muy buena”, aunque sin que deje de haber “desafíos” para estas personas.
Irán recibió por primera vez refugiados en 1979, con el inicio de la invasión soviética de Afganistán, en un proceso que se mezcló con su propia Revolución Islámica.
El pico de refugiados en el país llegó a los 4,5 millones de personas, que durante los años se han reducido a los 951.142 afganos registrados en la actualidad.
“Los afganos han ido regresando a su país, particularmente entre 2002 y 2005. Pero allí aún hay desafíos y el número de retornos ha decrecido. Este año regresarán a su país tan solo unos 2.000”, apuntó el funcionario de ACNUR.
A estos números también hay que sumar los casi 30.000 refugiados iraquíes que permanecen en el país.
Los acérrimos enemigos de la guerra (1980-1988) que mantuvieron ambos países comenzaron a buscar refugio en Irán tras la invasión de EEUU en 2003 y también fueron acogidos con mano franca por sus vecinos. Según Dhanapala, esta postura iraní se explica tanto por motivos religiosos como de respeto a los convenios firmados por el país.
“La provisión de asilo es un concepto que está muy metido en la religión chií. Cuando llegaron los primeros refugiados desde Afganistán, el entonces líder supremo Ruholá Jomeiní declaró a su pueblo que todos los afganos eran hermanos y hermanas de los iraníes y debían ser bienvenidos y protegidos. Y esa declaración mantenida en alta estima por el pueblo iraní”, explicó.
Además, también se ha visto potenciada por la facilidad que han tenido los afganos para integrarse en el país, dada la proximidad cultural, religiosa y lingüística que ciertos grupo afganos mantienen con los iraníes.
Tal es así que el 97 % de los refugiados residen en pueblos y ciudades entre los ciudadanos y tan solo un 3 % se mantienen en campamentos de acogida.
Esta circunstancia ha favorecido que los refugiados encuentren empleo y se puedan mantener por sí mismos con mayor facilidad. En las calles de Teherán es muy común ver a grupos de jóvenes afganos empleados en la construcción y en otros empleos no cualificados, entre la total indiferencia del resto de los ciudadanos.
De momento, la crisis de refugiados siria no ha llegado a Irán, que, sin embargo, según la ACNUR, “el país no ha cerrado ninguna de sus puertas para su llegada».
“La política iraní es que los sirios son hermanos y hermanas, y que si quieren venir, son bienvenidos. Se les darán visados y se les permitirá permanecer, aunque oficialmente no hay ninguno registrado en el país”, reconoció Dhanapala.