Irán y Siria unen fuerzas frente al desafío de EEUU

Irán y Siria unen fuerzas frente al desafío de EEUU

TEHERÁN (EFE).- Irán y Siria están dispuestos a cooperar para hacer frente al «desafío y las amenazas» que les ha planteado Estados Unidos, país que los acusa de promover el terrorismo internacional y de ser la pieza que desestabilizada Oriente Medio.

   Así, con determinación y sin ambages, lo anunciaron hoy, miércoles, el vicepresidente iraní, Mohamed Reza Aref, y el primer ministro sirio, Naji al-Otri, tras una entrevista mantenida en Teherán.

   «Estamos preparados para ayudar a Siria en todos los campos para hacer frente a las amenazas», subrayó Aref.

   «Nuestros hermanos sirios afrontan amenazas específicas y nuestro deseo es que puedan beneficiarse de nuestra experiencia. Estamos listos para proporcionarles toda la ayuda que necesiten», agregó.

   Al-Otri subrayó, por su parte, la importancia de una reunión «beneficiosa, mantenida en un momento muy delicado, en el que ambos países hacen frente a múltiples desafíos».

   Fuentes oficiales sirias en Damasco negaron que tal declaración común signifique el establecimiento de una «alianza estratégica» entre ambos Estados, y recordaron que Damasco y Teherán cooperan «desde hace tiempo».

   EEUU e Israel acusan a Irán y a Siria de promover el terrorismo internacional y de facilitar la inestabilidad en Irak al dejar paso franco a los mercenarios árabes e islamistas que después se suman a la insurgencia.

   Asimismo, denuncian que el régimen iraní oculta un programa nuclear secreto cuyo objetivo es la adquisición de un arsenal de armas no convencionales.

   Irán y EEUU rompieron sus relaciones diplomáticas en 1979, tras el triunfo de la revolución islámica que encabezó el ayatolá Rujolá Jomeini y que derrocó al régimen pro occidental del último Sha de Persia, Mohamed Reza Asefi.

   El enfrentamiento se recrudeció tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Washington y Nueva York, cuando el presidente de EEUU, George W. Bush incluyó a Irán, uno de los países más ricos en petróleo, en su denominado «eje del mal».

   La tensión con Siria creció el pasado año, una vez que Washington respaldó en la ONU la declaración 1559 del Consejo de Seguridad que pide la salida de las tropas sirias del Líbano, país sobre el que el régimen de Damasco ejerce un poder tácito.

   Ayer, con su decisión de retirar a su embajadora de la capital siria, ha dejado entrever que culpa al régimen del presidente Bachar al-Asad del atentado que el pasado lunes segó la vida del ex primer ministro libanés, Rafic Hariri, y que está dispuesto a intensificar la presión.

   El subsecretario de Estado norteamericano para Asuntos de Oriente Medio, William Burns, aprovechó hoy su presencia en las exequias de Hariri para demandar la retirada «total e inmediata» de las 15.000 tropas sirias desplegadas en territorio libanés.

   Al mismo tiempo, Washington trató este miércoles de colocar el creciente enfrentamiento dialéctico con Irán y Siria dentro de la esfera de la comunidad internacional, en un intento de evitar que se perciba como una causa unilateral de Washington.

   «Si hablan sobre Estados Unidos, es una lectura equivocada fundamental del asunto. Su problema no es con EEUU, es con la comunidad internacional», declaró el portavoz de la Casa Blanca, Scott McClellan.

   Sin embargo, Siria respondió con el silencio e Irán se decantó por su habitual beligerancia.

   Esta misma mañana, el jefe de los Servicios Secretos iraníes, Ali Yunesi, advirtió al Pentágono que el Ejército de su país derribará los aviones espía no tripulados que EEUU ha comenzado a enviar con más frecuencia, desde Irak, para vigilar las instalaciones nucleares de Irán, según reveló el domingo el diario «The Washington Post».

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