Irene y sus impactos en la metápolis

Irene y sus impactos en la metápolis

Irene golpeó la costa Este de los Estados Unidos, por sorpresa, desde Carolina del Norte hasta Vermont,  rastreando casi 900.000 km2 habitados por  más de  65 millones de personas. Lluvias y vientos se combinaron para dejar unas  secuelas devastadoras, como en el Caribe, con factores explicativos diferentes. La costa Este fue definida por un ilustre sociólogo urbano francés, Francois Ascher, como “una región urbanizada” o metápolis constituida por la “periurbanización” de todas sus ciudades (el crecimiento de las periferias metropolitanas) y entre esos  territorios, a todo lo largo de la costa Este, un proceso de urbanización  conocido como el de la “rururbanización”, (espacios boscosos vírgenes) formando ciudades difusas, conurbanas porque se vienen juntando.

Ese proceso continuo, de conurbaciones entre ciudades y sus periferias menos densas,  forma una hilera de grandes ciudades, entrecortadas por ríos caudalosos que fue producido por  un sector económico inmobiliario, voraz, incontrolado, que fuerte de la ideología del “american way of life” y apoyado por las redes de transporte, urbanizó no solo la costa Este, habitualmente barrida por las brisas atlánticas y los ciclones, sino también los lagos, lagunas y ríos, ofertando un estilo de vida ligado a los deportes acuáticos y a la naturaleza: yolas, veleros, surfing entre bosques.

Se calcula que en la costa Este de los Estados Unidos se congregan personas que viven a nivel del Océano o a pocos metros sobre el nivel del mar. Esas zonas bajas son expuestas a inundaciones y oleadas inesperadas, como aquí viven en condiciones de vulnerabilidad. Irene dejó no solo pérdidas humanas (por la vegetación frondosa, cables eléctricos e imprudencia), sino también unas incalculables  pérdidas económicas, por la parálisis de todas las actividades, postergación de compras,  anulaciones de pasajes ferroviarios y aéreos,  falta de energía,  inundaciones y evacuaciones que representan para la economía y la sociedad norteamericana una nueva problemática. Ésta se explica por  los cambios climáticos y la imposibilidad de mitigar, exceptuando en Nueva York, donde se cree que la densidad de torres debilitó Irene y limitó el impacto.  Pero, desde Katrina ronda el espectro de lo que podría suceder en esa metápolis de la costa Este, incontrolable y vulnerable. 

Mirando esas casas prefabricadas inundadas, nos preguntamos ¿porqué nuestras sociedades modernas no  fueron capaces de asimilar las construcciones en pilotes, que todos los pueblos indígenas, sagazmente, habían aprendido a construir?

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