Irlanda: del milagro económico al rescate

Irlanda: del milagro económico al rescate

En el 1981 Irlanda era el país más pobre de la Europa de los doce y una serie de políticas económicas convirtieron a esta nación en la segunda de mayor ingreso per cápita de la UE, solo superada por Luxemburgo, calificándose como de milagro económico o el “tíguere Celta”; sin embargo la crisis global, el estallido de la burbuja inmobiliaria y las quiebras de los principales bancos han conducido a esa nación al rescate y al camino de los graves ajustes.

En el 1987 el gobierno recién salido de las urnas adoptó políticas de apertura inspiradas en el denominado “consenso de Washington” consistentes en privatizaciones, liberalización de la cuenta de capitales, austeridad, que combinado con una población joven y educada más una rebaja del impuesto a las sociedades de 40% a 12.5%, que otros países de la UE hoy califican como de “dumping fiscal”, contribuyó a un espectacular ingreso de inversiones y capitales que solo en la década comprendida entre 1997 y 2007 superó los 90,000 millones de dólares, para una nación de apenas 4.5 millones de habitantes.

En el 2006, antes del inicio de la crisis subprime en EU, Irlanda presentaba cifras macro-económicas impecables, un superávit primario de 3.8% del PIB, una de las naciones menos endeudadas de la UE con una relación deuda/PIB de 25% y una economía que en la última década venía creciendo a una tasa promedio de 5.8%, con un índice de desempleo de apenas 3.8%, una de las más bajas de la UE. El milagro económico Irlandés era tan impresionante que hasta el 2008 los bonos públicos a 10 años pagaban 0.25% por debajo del Alemán, considerado como parámetro de bajo riesgo.

Parecía que Irlanda había descubierto la formula de cómo pasar de la pobreza al desarrollo sostenible superando con creces los modelos asiáticos, pero como ha ocurrido con otras naciones de Europa, el crecimiento de la economía estimuló una burbuja inmobiliaria que al estallar ha dejado un inventario de 345 mil viviendas vacías, una deuda inmobiliaria equivalente al 44% del PIB, desplome de los precios de 50% desde el 2007 y bancos cargados de activos tóxicos que obligaron al gobierno al rescate.

Inicialmente el gobierno intentó capitalizar los bancos en dificultades (AIB, Allied Irish y Bank of Irland) y luego adoptó el modelo Sueco de crear un “banco Malo” el NAMA, para adquirir los activos tóxicos de un sistema financiero desproporcionado con un tamaño superior a diez veces el PIB de Irlanda.

Irlanda fue el primer país de la UE en caer en recesión con una caída del PIB de 7.3% y el costo de los rescates bancarios, unido al desplome de las recaudaciones, elevaron la deuda en el 2009 al 64% del PIB,  el déficit del gobierno al 14.3% y el desempleo a 13.3%, mientras las agencias clasificadoras y los mercados han colocado su deuda en el mayor nivel de riesgo de la UE. 

De un milagro económico, Irlanda se encuentra en la antesala de un mega rescate por parte del FMI y la propia UE, rescate que, por supuesto como se ha anunciado, supondrá despidos en el sector público, recortes al gasto social y aumento de los impuestos.

La gran lección del “tíguere Celta” es que frente al influjo de inversiones y capitales, como está ocurriendo en los países emergentes de esta región, es necesario poner límites al crecimiento del sector financiero y estrictas medidas macro-prudenciales para evitar la generación de burbujas de activos e inmobiliarios.

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