“Como fuiste tu quien armó este lío premiando a ese señor, entrega tú el premio”. Esa parece haber sido la lógica que determinó el curioso protocolo gracias al cual “le tocó” el exministro de Cultura, José Antonio Rodríguez, entregarle el polémico premio al ganador del Nobel Mario Vargas Llosa. Desde tempranas horas de la tarde del pasado lunes circulaba el rumor de que la Vicepresidenta Margarita Cedeño, quien encabezó el acto de apertura de la XIX Feria Internacional del Libro Santo Domingo 2016, se negó a ser la que lo entregara, y que tampoco quiso echarse esa vaina el actual ministro, el escritor Pedro Vergés, a quien imagino tarareando bien bajito aquella famosa canción que decía “ese muerto no lo cargo yo, que lo cargue el que lo mató”. Pero son tan solo rumores y ya no hay forma de comprobar si se correspondían con la verdad, aunque sí son perfectamente explicables. Porque tanto fue el alboroto que provocó el otorgamiento de ese premio a “un enemigo de la República Dominicana”, tantos y tan enardecidos los pronunciamientos de cuanto indignado patriota creyó oportuno pronunciarse, y tantas las amenazas de protestas y boicot al acto de entrega que finalmente hay que entender a los políticos y personalidades que pudieron llegar a creer que no les convenía estar demasiado cerca del “apestado”. Sus temores, sin embargo, eran infundados, pues solo Luis El Gallo y otros siete gatos acudieron a protestar frente al Teatro Nacional, donde el acto se desarrolló sin contratiempos ni incidentes desagradables, y a juzgar por lo que recogen las crónicas el escritor peruano no solo se comportó a la altura de las circunstancias sino que también demostró que maneja la ironía con exquisita eficacia: “…qué magnífica demostración de tolerancia y espíritu democrático está dando el Gobierno dominicano, que ha creado un premio, que ha nombrado al jurado y que lo acata con ese espíritu tan amplio, con esa actitud tan profundamente democrática”.