La invasión de los espacios públicos es un mal enquistado  en la provincia Santo Domingo y ya no hay sector que esté libre de este irrespeto.

Cuando se construye, los materiales y desperdicios se depositan en las aceras o en áreas de uso público, en perjuicio del tránsito y los transeúntes. Se trabaja sin cumplir los procedimientos que evitan que el polvillo de los materiales de construcción afecten a las personas y sus propiedades.

Por ejemplo, en el polígono central del Distrito Nacional, una zona en constante transformación, la construcción de grandes torres se realiza en perjuicio de los espacios públicos.

Aceras y solares son utilizados para depositar materiales y escombros, y para preparar concreto, quienes las utilizan para preparar materiales, echar escombros o para cubrir las obras. La gente se ve obligada a caminar por la calle y se entorpece el tránsito.

Las autoridades que tienen competencia en estos asuntos se hacen de la vista gorda. No parece importarles que  aceras, solares y calles sean usadas como depósitos de  materiales y desperdicios de construcción, tarantines de venta o como estacionamiento de vehículos.

No parece haber quien defienda los derechos de propietarios de inmuebles y de los transeúntes.

El río Ozama es una gran   cloaca

El Gobierno tiene en su poder varios  proyectos de rescate del río Ozama y sus afluentes. Esos planes datan de veinte o veinticinco años atrás y algunos, en su momento, fueron considerados factibles.

El hecho de que no se haya ejecutado ninguno de esos u otros planes para rescatar el Ozama ha tenido consecuencias ambientales terribles. El Puerto de Santo Domingo y el litoral marino son muestras palpables de esa contaminación.

Muy pocas de las más de doscientas cañadas que vierten en el Ozama han sido saneadas. Nada se hace para detener el lanzamiento de desperdicios sólidos y líquidos, industriales y de otros orígenes, en  este río, que ya tiene aguas turbias y espesas, en sus afluentes.

Definitivamente estamos asistiendo a un proceso de mutación en el cual un río degenera en mera cloaca.