WASHINGTON. Agencias. Las primas por un monto de 450 millones de dólares, que la aseguradora AIG pagará a empleados este año luego de haber recibido decenas de miles de millones de dólares públicos en el marco del plan de rescate del gobierno estadounidense, comenzaban a suscitar polémica el domingo.
El principal asesor económico de la Casa Blanca, Lawrence Summers, calificó de «escandalosa» la conducta de AIG.
«Muchas cosas terribles han pasado en el curso de los últimos 18 meses, pero esto que pasó en AIG es lo más escandaloso», dijo Summers.
Según el diario Wall Street Journal, la aseguradora, que fue reflotada por el Estado con 180.000 millones de dólares, distribuirá este año 450 millones de dólares en primas a los responsables de sus actividades financieras, los mismos que estuvieron en el origen de sus pérdidas históricas de 99.300 millones de dólares el año pasado.
El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, escribió al presidente de AIG, Edward Liddy, designado por el gobierno en septiembre luego de que la empresa estuviera al borde de la quiebra, para protestar por esta situación.
Liddy, aún admitiendo que la entrega de estas primas era «de mal gusto y difícil de recomendar», destacó que la llevaría adelante por razones legales.
Lawrence Summer también reconoció esta necesidad el domingo. «Estamos en un país donde prevalece la ley, hay contratos, el gobierno no puede simplemente anularlos», dijo, agregando que Geithner emprendería «todas las acciones legales posibles para limitar estos bonos».
Pero sus explicaciones no convencieron al líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, quien afirmó que «es una situación escandalosa», dijo.
El presidente del Comité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, el demócrata Barney Frank, dijo que se debería haber impuesto a AIG reglas más estrictas desde el principio a cambio de recibir el dinero público.
Pagaría ayer US$165 millones
La aseguradora AIG pagaría ayer 165 millones de dólares en bonificaciones a los ejecutivos que hicieron las apuestas arriesgadas que tumbaron a la empresa y que forzaron su intervención pública, lo que ha causado estupor en Washington.
Aunque Larry Summers, director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, opinó que se trata de un escándalo, afirmó que el Gobierno puede hacer poco al respecto porque las pagas extraordinarias están estipuladas en los contratos de los ejecutivos de la compañía.
Estamos en un país de leyes, hay contratos y el Gobierno no puede abrogarlos, dijo.
Paradójicamente, recibirán los premios económicos los empleados del departamento de productos financieros de AIG, cuyas apuestas en el mercado de derivados llevaron a la empresa al borde de la quiebra.
El Gobierno del entonces presidente George W. Bush se vio obligado a adquirir casi el 80 por ciento de sus acciones en septiembre para evitar que el colapso arrastrara consigo al resto del sistema financiero.