El año pasado a unos ganaderos dominicanos de la región fronteriza les robaron seis o siete vacas; los ladrones se internaron rápidamente en territorio haitiano, con intención de “traspapelarse”. Los dueños de las reses intentaron perseguir a los cuatreros antes de que las vacas fuesen sacrificadas y carneadas. Las autoridades haitianas no permitieron que los finqueros entraran al vecino país sin los correspondientes permisos y visados. De este modo, daban tiempo para escapar a los autores del robo. Cuando los perjudicados protestaron por la “falta de cooperación” de la policía fronteriza y del alcalde, este último declaró: “aquí no tenemos el desorden migratorio que ustedes tienen en su país”.
Todos recuerdan que el gobierno haitiano prohibió la entrada de huevos y pollos dominicanos “por razones sanitarias”. En aquella ocasión, los comerciantes haitianos y las autoridades actuaron de común acuerdo, como engranajes perfectamente sincronizados. Algo sorprendente en un “Estado fallido”, título endilgado a Haití por la revista “Foreign Policy”. A pesar de que la intervención de Minustah lleva ya unos diez años, los haitianos no han dejado de protestar por la “presencia de tropas extranjeras en su suelo”. El presupuesto del gobierno haitiano se cubre “con donaciones y ayudas internacionales”. Esa “dependencia económica” no les impide maniobrar diplomáticamente en detrimento de los dominicanos.
Así como hay personas con notable destreza para las matemáticas y gran torpeza para la literatura -o al revés-, parece ser que Haití es un “Estado fallido” para unas cosas y para otras no. Su sistema de propaganda y cabildeo es digno de admiración. La pobreza, la esclavitud, la negritud, son algunos aspectos en los que apoyan sus argumentos políticos frente a los organismos internacionales. Enfatizando las debilidades, o las injusticias cometidas por grandes potencias en el pasado, logran adhesión y aplausos.
En cambio, los dominicanos no pudimos invocar con éxito “los motivos sanitarios”, para protegernos de la epidemia del cólera. La frontera quedó abierta para esa enfermedad, que afectó a un montón de dominicanos. También quedó abierta para los delincuentes que escaparon de la prisión de Croix-des-Bouquets. Los convictos corrieron hacia una frontera que es porosa…. de allá para acá. Los cuatreros huyeron contando con que podía cerrarse en Haití para RD. (2014).