Isabella Rossellini 
Una vida entretejida en la pantalla grande

Isabella Rossellini  <BR data-src=https://hoy.com.do/wp-content/uploads/2006/06/DBEC752A-64B3-4F61-96AC-905E0633C5AC.jpeg?x22434 decoding=async data-eio-rwidth=364 data-eio-rheight=390><noscript><img
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POR AILYN HILARIO
Para los dominicanos, el nombre de Isabella Rossellini se asocia indefectiblemente al papel de Urania Cabral, que recientemente realizó en la película “La Fiesta del Chivo”. Aquella mujer llena de rencores, depresiones y frustraciones que sólo existe en el film.

La realidad nos presenta a una mujer natural, de singular belleza y sencillez, que evita definirse a sí misma; sólo alcanza a decir: “soy una madre trabajadora”, con su peculiar acento británico y su sonrisa encantadora.

Isabella conjuga dentro de sí, a una mujer multifacética que brilla con luz propia. Sus roles abarcan mucho más que el cuidado de sus hijos Electra y Roberto. Ella es toda una actriz consolidada, modelo, empresaria y poseedora de una gran conciencia social.

El cine ha jugado un papel primordial en su vida, que incluso parece estar en sus genes. Hija de dos grandes íconos del séptimo arte: el director italiano Roberto Rossellini y la actriz sueca Ingrid Bergman y nieta de un arquitecto especialista en la construcción de cines y un fotógrafo sueco, Justus Samuel Bergman.

 Sus padres se conocieron en el rodaje del film “Strómboli” (1950), que Rossellini dirigía y donde Bergman era la actriz principal. De allí surgió el amor entre ellos y el escándalo propio de la sociedad de la década del 50, pues ambos estaban casados cuando iniciaron su romance.

Las consecuencias no se hicieron esperar. A Bergman le negaron ver a su hija Pia, nacida de su primer matrimonio con Peter Lindström.

De la unión Rossellini-Bergman vinieron al mundo Roberto, y dos años más tarde las gemelas Isabella e Isotta. Isabella nació en Roma, Italia, el 18 de Junio de 1952, exactamente 34 minutos antes que su hermana Isotta, quien es profesora de literatura italiana en la Universidad de Columbia.

A su madre, Ingrid Bergman, el papel de Ilsa Lund en Casablanca (1942) la catapultó como actriz, pero no fue hasta “Luz que agoniza” (1944) cuando ganó un Oscar. A Roberto, su padre, se le considera como el precursor del neorrealismo italiano.

Más que por su ascendencia, Isabella resplandece por ser tal cual es: una caja de pandora llena de sorpresas y éxitos.

Ante un ícono de belleza

Escogida entre las 50 personas más bellas por la revista People en los años 1990 y 1991 y por Empire magazine como una de las 100 estrellas más sexy en la industria del cine en 1995 (#84), Isabella tiene una definición muy clara de la belleza, que rompe con el paradigma tradicional.

“Trabajando con líneas de cosméticos, siempre quise hacer la idea de que la belleza es más amplia de lo que es hoy día, incluyendo mujeres de diferentes edades, peso o altura”, señala Rossellini y añade: “siempre ha sido mi meta cuando he trabajado en cosméticos”. Hoy tiene su propia marca de cosméticos “Manifiesto” que, antes de aparentar juventud, resalta la belleza natural.

Hagamos una retrospectiva para entender mejor su historia. Primero, después de vivir en París y en Londres, Isabella viaja a Nueva York a los 19 años en busca de nuevos horizontes; allí trabajó como reportera de televisión. En 1976 hace una pequeña aparición en la película “Una cuestión de tiempo”.

Inició su carrera como modelo a una edad poco común: a los 28 años, cuando Bruce Weber la fotografió para la versión británica de Vogue y Bill King para la versión americana. Desde entonces apareció en portadas de revistas como Vogue, Elle, Marie Claire, Harper’s Bazaar y Vanity Fair.

En el Museo de Arte Moderno de París se exhibieron fotografías de Rossellini bajo el título “Retrato de una mujer” en 1988 y además apareció en el libro “Sexo” de Madonna en 1992. Para 1982, la firma de cosméticos Lancôme la contrata como su modelo, carrera que llevaba paralela a la actuación.

Todo fluía a su favor, hasta que termina la relación con Lancôme, aparentemente porque envejecía. Isabella no se desanimó, sino que con nuevos bríos lanzó, junto al grupo Lancaster, su propia línea de cosméticos.

Con esta línea pretende demostrar que no se necesita juventud para ser bella, sino que el encanto se puede resaltar con naturalidad y elegancia. Isabella, quien funge como vicepresidenta del grupo e imagen de su línea, tiene además tres fragancias de su autoría: Isa Bella, My Manifesto y Daring.

“Es mi creencia que sin riesgos no se puede tener una vida original, sin riesgo no hay progreso” resalta Rossellini en la publicidad de su nueva fragancia Daring.

Amores dentro del séptimo arte

Así como la vida de sus antecesores giró en torno al cine, también la de ella lo ha hecho. Su primer esposo fue el director Martin Scorsese, con quien se casó en 1979 cuando contaba con 27 años.

Se divorció de él tres años después (1982). Posteriormente se casó con Jonathan Wiedemann, con quien procreó a su hija Electra en 1985; años más tarde adoptó a un hijo a quien llamó Roberto.

Se le ha vinculado románticamente con el actor Gary Oldman, con quien realizó la película “Immortal Beloved” (1994) y con el actor y director David Lynch.

Lynch fue el responsable de dirigir la película que le impregnó mayor brillo, es decir, un meteórico ascenso a la carrera de Rossellini: “Terciopelo Azul” (1986). En ella interpretó a Dorothy Valens, una cantante de nightclub que era extorsionada por un psicópata.;

La película está ambientada en Lumberton, un pueblo de norteamérica, y constituye un filme perturbador y polémico, donde se vislumbran escenas sadomasoquistas entre Vallens (Rossellini) y el pervertido traficante de drogas Frank Booth (Dennis Hopper).

Los chicos fuertes no bailan (1987), Corazón Salvaje (1990), El funeral (1996), Big Night, (1996) son algunos de sus filmes más populares. Para celebrar el centenario de su padre, Isabella escribió y actuó en mayo pasado en un cortometraje en honor a él, llamado “Mi padre cumple 100 años”, bajo la dirección de Guy Maddin.

“Primero quise hacer un documental con imágenes de viejas películas y entrevistas a personalidades, pero finalmente, decidí hacer una película de 17 minutos, una introducción para ofrecer la idea que tenía mi padre sobre el cine”, revela Rossellini.

Encarnando a Urania Cabral

A diferencia de Urania Cabral, Isabella no tuvo una relación directa con las dictaduras, pero como ella misma cuenta: “nací después de que Mussolini dejó el poder, pero pude sentir el miedo a la dictadura a través de mis padres, mi familia o en los adultos”.

Lo que sí vivió en carne propia fue la experiencia de la violación. “No es que me amenazaran con un cuchillo y me forzaran en la calle unos desconocidos. Mi caso ocurre mucho en países donde un no como respuesta es interpretado en realidad como un sí. Cuando a un hombre le dices no en Italia y es de verdad, como yo hacía, porque para mí esa palabra representa muchas veces toda una frase, no acaban de creérselo”, comentó en marzo de 2006 al diario español “El País”.

Cuéntenos de su experiencia trabajando en la Fiesta del Chivo

“Hicimos la película en República Dominicana en los interiores, y los exteriores en Madrid. Era maravilloso venir aquí a hacer el film, porque no hay ninguna otra manera de filmar El Caribe que no sea viniendo aquí.

Cuando estaba leyendo sobre Trujillo y preparándome para la película, todos los periódicos hablaban de Sadam Hussein y era increíble el paralelo que había con Saddam Hussein, protegiendo por ejemplo a sus hijos, el poder que tenía y Trujillo.

El libro habla sobre el poder y el abuso de poder, la corrupción del poder y cómo se protege. Trujillo es sólo un ejemplo, pero puede ser cualquier dictador. El poder de la película es que muestra que la dictadura corrompe todo, no sólo política o finanzas, todo”.

¿Cómo se involucró en el proyecto?

Simple. El productor y el director me dieron el guión y me gustó.

¿Qué impacto  tuvo en usted interpretar a Urania Cabral?

Estaba feliz de tener el guión, porque conocía el trabajo de Mario (Vargas Llosa) y Lucho (Luis Llosa). En mi cabeza había un sí ya, iba a hacer el filme antes de leer el guión.

“La Fiesta del Chivo” es un filme acerca de mujeres y es muy importante porque tiene que ver con la violación y hay muchas formas y matices de violación. Hay veces en que las mujeres no son realmente violadas, pero tienen el temor, el miedo y esto es algo que se lleva dentro.

¿Hay un compromiso moral de su parte al hacer el filme?

Creo que es una forma de denunciar la corrupción del poder que va desde arriba hasta abajo, corrompe todas las relaciones, incluso las relaciones familiares. Urania y el padre, por ejemplo, el padre estaba totalmente corrompido y dejó que su propia hija fuera víctima de Trujillo.

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