Isis Duarte

Isis Duarte

Si mi mente no me falla recuerdo que conocí a Isis Duarte en 1964 en la escuela de Sociología de la Universidad de Santo Domingo. Desde entonces siempre sentí por Isis un gran respeto profesional, moral y admiré en ella la gran calidad humana que desprendía su ser. En esos años tuvimos la oportunidad de compartir inquietudes profesionales; ambos tuvimos un común denominador de estrecha amistad: Andre Corten.

Tuvimos años sin vernos pero cuando la vida nos daba la oportunidad de reunirnos, era como si nunca nos hubiésemos separado; ella se fue a Chile, yo a otro país inspirado por aquel amigo común que nos brindó su amistad.

Pasaron años sin vernos, pero cuando en ocasiones nos reuníamos sentía como si todos los días de la vida conversara con Isis en algún momento, cualquier día,  a cualquier hora, en su casa, en la mía, en el hospital, en un restaurante, con amigos.

Tenía tanta delicadeza y respeto por las ideas de los otros que en una oportunidad me dijo: Manuel vamos a cenar con Andre Corten que viene por unos días al país y me gustaría que estuviesen Jean-Michael Caroit y Carmen Amelia Cedeño, ¿tienes alguna objeción?

Tacto, delicadeza  y respeto de las ideas y principios de los otros. Seguro estoy que esa misma delicadeza la tuvo con esos dos amigos, pues ella desconocía que yo también los conocía y respetaba.

Recuerdo que esa noche primero fuimos a su apartamento. Isis gozó inmensamente mostrándome las flores que tenía en la terraza de su casa, la vista de la ciudad, así como la belleza de la noche que era más bella por estar reunidos amigos comunes que la vida reencontraba en ocasiones.

Aquella  noche en el restaurante fue larga pues todos queríamos en una noche recordar tiempos pasados, analizar el presente y sobre todo visualizar el futuro de nuestro país.  Compartimos inquietudes sobre muchas cosas, pero sobre todo nos preocupaba  la ausencia de valores morales que caracterizan esta sociedad, el irrespeto a las instituciones, el fracaso de la clase política,  la visión cortoplacista del sector privado y nos angustiaban  las escasas posibilidades de las generaciones futuras a las que pronto íbamos a dejar en un entorno tan adverso para nuestros nietos, no solo por todo lo expresado anteriormente, sino también por la manifestaciones de inconductas cada día más evidentes y descaradas de  corrupción,  narcotráfico e impunidad.

Isis fue de mi generación.  Hace apenas unos meses me dijo:- creo que te llevo un año Manuel, ¿es verdad? Creo que le dije que éramos iguales en edad y hoy debo decir que siempre me sentí identificado con ella en muchas otras cosas, no solo generacionalmente. Nunca tuve una diferencia ni siquiera profesional con Isis, algo muy difícil de creer para aquellos que me conocen muy a fondo.

Isis, tus cenizas se unirán a las de otros muchos seres queridos tuyos y míos y a las de nuestros compañeros de estudios: Orlando Martínez y Tomás Abreu.

Hasta pronto, Isis.

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