Islamabad, una capital a diez kilómetros de su país

Islamabad, una capital a diez kilómetros de su país

EFE. Muy alejada del caos que impera en las urbes del sur de Asia, la capital paquistaní aparece como un oasis de verdor y relativo orden que hace que muchos locales se refieran jocosamente a ella como “esa ciudad que está a diez kilómetros de Pakistán”.

“¡Esto no parece Pakistán!”, exclaman casi todos los forasteros al ver por primera vez Islamabad, una ciudad que fue creada para ser capital de un país nuevo y que, como este, intenta seguir el plan original aunque con suerte desigual.

“A veces pasas un rato en casa y es fácil olvidarte de en qué país estás”, explica Romina Portas, una italiana llegada hace tres meses a Islamabad por cuestiones de negocios y que reconoce que no se imaginaba la capital “así para nada”.

Con un millón y medio de habitantes (dos, según datos oficiosos), esta ciudad de apenas medio siglo de historia sigue siendo un paraíso prohibido para la mayoría de los paquistaníes y, en general, solo los pudientes o los funcionarios destinados en la capital pueden disfrutarla.

“El precio del suelo, un 35 o un 40 por ciento más que en otras ciudades paquistaníes, ha servido para evitar la masificación de Islamabad”, explica el jefe de la Autoridad de Desarrollo de la Capital (CDA), lo más parecido a un alcalde que tiene esta ciudad.

Maruf Afzal, en el cargo desde finales del año pasado, habla con mucho detalle y casi pasión de la ciudad que dirige, y de cómo se decidió su fundación a finales de los años cincuenta, cuando el joven Pakistán -creado en 1947- vio la necesidad de una nueva capital.

“La capital hasta entonces, Karachi, quedaba muy al sur, muy alejada del resto del país, y se pensó en una ciudad nueva, que ofreciera facilidades en cuanto a factores como la localización y el clima”, explica Afzal.

 

El general Ayub Khan, que regía entonces el país, quería además un enclave más fácil de defender que el puerto meridional de Karachi ante la amenaza que representaba el poderoso y hostil vecino indio.

Tras encargarse el proyecto a un estudio de arquitectos griegos, Islamabad empezó a construirse a finales de los años 50 casi a la vez que Brasilia, la ciudad brasileña con la que a menudo se suele comparar y que también se inauguró como capital en 1960.

Un plan urbanístico para mantener esencia de la ciudad. Ante el desarrollo descontrolado de las grandes megalópolis del sur de Asia, como Delhi, Karachi o Bombay, que se acercan a los 20 millones de habitantes, las autoridades de Islamabad intentan mantener un plan urbanístico que mantenga la esencia de la ciudad. Ese alma de ciudad jardín con la prioridad para la comodidad de sus residentes, se combinaba de inicio con cierto espíritu liberal plasmado, por ejemplo, en la sala de fiestas del primer hotel de la ciudad.

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