Miami, EE.UU. El comunicador cubano afincado en EEUU Ismael Cala aboga porque los humanos consideren la utilidad y la ductilidad del bambú como ejemplo que aplicar en sus propias vidas, de modo que dejen atrás la rigidez a la hora de afrontar las situaciones.
Cala llegó hoy a Madrid para presentar sus dos últimas obras, “Un buen hijo de P.”, que salió en España en 2014, y “El secreto del bambú”, recién aparecido, con las que ahonda en su visión sobre temas de desarrollo personal y liderazgo.
En “El secreto del bambú” Cala parte de la idea de que se trata de un vegetal flexible, nada rígido, de gran utilidad en Asia, donde es “venerado”, ya que se usa para construir viviendas, flautas y mobiliario pero también sus brotes se pueden comer, ha explicado el autor en una entrevista con EFE.
Además, nunca crece solo, sino que lo hace en grupo y, con todas esas características Ismael crea en el libro una fábula en la que establece un paralelismo entre el bambú y los seres humanos.
La espiritualidad asiática también está presente en esa fábula, ya que el bambú tiene una presencia importante en la cultura de ese continente, subraya el comunicador y conferenciante.
De un año antes es “Un buen hijo de P.”, título un punto provocador en el que la “p” alude a tres características valiosas en el ser humano- paciencia, perseverancia y pasión.
El título procede de un tuit con el que una persona insultó a Cala tras la emisión de uno de sus programas, pero él quiso dar la vuelta a lo que en origen era un exabrupto para convertirlo en algo positivo.
Cala apunta que las personas creen muchas veces que acontecimientos importantes de sus vidas se quedarán para siempre, con el efecto pernicioso que tienen algunos que han sido negativos.
Sin embargo, “el cerebro se puede programar. Es posible desaprender cosas y aprender otras nuevas”, y para ello son valiosas la paciencia, la perseverancia y la pasión.
“Hoy hay un culto a la velocidad, a lo digital, pero hay cosas en nuestra vida que no van así, que no van al ritmo de un click”, subraya Cala, quien subraya que hay procesos mentales y vitales que llevan su propio tiempo.