DIONISIO BLANCO
La humanidad ha visto en tiempos recientes la crueldad de la guerra entre serbios y croatas, hombres palestinos cargados de explosivos inmolarse dentro de una guagua en Israel donde viajan adultos y niños inocentes así como israelíes destruir con tanques blindados edificios con habitantes árabes en su interior.

Hemos visto caer las torres de Nueva York impactadas por dos aviones secuestrados por terroristas árabes y, además, hemos visto en la prensa y en la televisión cómo más de 300 niños rusos fueron muertos por causa de un secuestro organizado por un grupo de terroristas islámicos.

Estos enfrentamientos se han producido porque hay seres humanos que pierden la razón y hacen la guerra como último recurso para imponer su hegemonía étnica o religiosa sobre el otro.

Por esa razón, entiendo que la guerra en los medios de comunicación también ha influido en la división de estos grupos sociales incrementando el odio y una especie de xenofobia que aleja cada día más la posibilidad de paz en el mundo.

Lamento sobremanera que los medios de comunicación publiquen artículos interesados como el que salió el día 3 de septiembre del 2004 en la página 11 del periódico «Hoy» firmado por el amigo Ubi Rivas, donde afirma en su título que «Israel es un Estado terrorista» como una manera de provocar a los israelíes para que actúen frente a sus afirmaciones desequilibradas y persistentes externadas en varios artículos anteriores donde quiere hacer gala de erudición sobre temas del Medio Oriente dando fechas y casi hasta la hora de ciertos acontecimientos, a tal punto que llegan a la obsesión.

Sólo quiero recordar, al amigo Ubi Rivas, que la República Dominicana no está habitada por tarados mentales y sabe muy bien que aquí nunca ha existido diferencias entre judíos y árabes, sino que viven y comparten en armonía.

Que los problemas entre esas etnias del Medio Oriente existen desde la fundación del Estado de Israel; y que Israel es un país democrático que permite dentro de su territorio todas las expresiones culturales, religiosas y políticas y que, además, mantiene excelentes relaciones comerciales con la República Dominicana en diferentes renglones de la economía y de la cultura.

Como informador público, usted tiene derecho a opinar, pero no a desinformar al público con informaciones que desdicen mucho de la verdadera realidad sobre Israel, y mucho menos hacer una campaña sostenida, constante, en varios de sus artículos, en un país que debe resolver problemas de miseria crónica y propugnar por la mejoría en la vida de sus vecinos en Haití.

Querido amigo: piense cuentos temas tenemos cerca de nosotros, utilice su creatividad para ayudar a los pobres (que muy bien lo necesitan) y no quiera dividir con sus expresiones de que «Israel es un Estado terrorista» la armonía que existe en nuestro país entre árabes y judíos.

Quiero recordarle que si Sadam Haussein no hubiera provocado en varias ocasiones, como lo hizo, ridiculizando por diferentes medios de prensa al país más poderoso del mundo militarmente, la guerra de Irak no hubiese sido una triste realidad que nos afecta a todos económicamente.

Sólo me resta decirle que piense profundamente en los seres humanos y no trate de reabrir con sus escritos esas heridas cerradas que viven en las entrañas de dos pueblos que conviven, quiérase o no, en aquel territorio desde los tiempos milenarios del patriarca Abrahan.