Israel promete vengar muertes

Israel promete vengar muertes

JERUSALÉN (EFE).- El Gobierno de Israel estudia sus próximos pasos tras el asesinato de cinco personas en el atentado que un suicida palestino cometió hoy en la ciudad de Netanya, en el que también causó medio centenar de heridos. 
Las primeras medidas adoptadas por el ministro israelí de Defensa, Shaul Mofaz, han consistido en ordenar el cierre de todos los territorios palestinos y ejercer una mayor presión militar sobre la organización extremista Yihad Islámica, que se atribuyó la autoría del acto terrorista.

   La explosión se registró a las 11.30 hora local (09.30 GMT) a la entrada de uno de los centros comerciales de la ciudad costera de Netanya, unos 20 kilómetros al norte de Tel Aviv y blanco de otros nueve atentados similares desde el comienzo de la Intifada de Al Aqsa, septiembre de 2000.

   Dos de ellos, el 18 mayo de 2001 y el 12 de julio pasado, tuvieron lugar en el mismo centro comercial donde hoy hizo estallar sus explosivos el terrorista Lutfi Amín Abú Sami, de 21 años y de la aldea de Ilar, en el distrito cisjordano de Tulkarem.

   El suicida palestino portaba unos cuatro kilos de explosivos en un bolso, y los detonó cuando se vio descubierto por los vigilantes a la entrada del centro comercial.

   «El vigilante tiraba del terrorista hacia la acera para alejarlo de la entrada, y justo cuando se aproximaban dos agentes de policía que habían oído los gritos se produjo la explosión», dijo Enav Tzabri, vigilante de los tribunales que se hallan al lado del escenario del ataque.

   La explosión reventó numerosos cristales del ala norte del centro comercial, ubicado en un acceso a la ciudad sobre una carretera que conduce hasta Tulkarem.

   Ambas ciudades se encuentran a unos 15 kilómetros de distancia, pero los cuerpos de seguridad israelíes no se explican aún cómo llegó el suicida hasta Netanya, pues Tulkarem está rodeada por su flanco oeste por un muro de hormigón de ocho metros de alto.

   Poco después, la Yihad Islámica emitió una grabación de vídeo en la que Abú Sami muestra su afiliación a esa facción y expresa su intención de cometer el atentado.

   La Yihad Islámica, facción integrista que no participará en las elecciones legislativas palestinas que se celebrarán el próximo enero -a diferencia del otro gran grupo extremista palestino, Hamás-, se ha responsabilizado de los últimos atentados en Israel, entre ellos el ocurrido en la ciudad de Hedera el pasado 26 de octubre, en el que murieron otros seis israelíes.

   El presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abás, condenó el atentado y expresó su intención de perseguir a los responsables, en tanto que el negociador-jefe palestino, Saeb Erekat, manifestó que semejante acción entorpece los intereses del pueblo palestino.

   Israel, sin embargo, demanda que las condenas de la ANP se transformen inmediatamente en hechos sobre el terreno.

   «El atentado prueba que la ANP no actúa contra las organizaciones terroristas y les permite asesinar (israelíes) sin interferir en su camino», subrayó el ministro israelí de Asuntos Exteriores, Silván Shalom.

   El primer ministro israelí, Ariel Sharón, ha convocado para esta noche una reunión extraordinaria con los jefes de los organismos de seguridad y con el titular de Defensa.

   En este sentido, e incluso ya antes del atentado de hoy, Shaul Mofaz, había propuesto la necesidad de reanudar la política de eliminaciones selectivas (conocida también como de «asesinatos selectivos») de responsables de las organizaciones armadas palestinas para frenar el ciclo de violencia.

   Mofaz pedirá a Sharón la autorización para reanudar esa política con los dirigentes de la Yihad Islámica, y mientras tanto ha ordenado reanudar las redadas de militantes islámicos y ha pedido al asesor jurídico del Gobierno que permita nuevamente la demolición de viviendas de terroristas.

   Analistas locales destacan que el Ejército se abstendrá por el momento de lanzar una operación terrestre de gran envergadura debido a la delicada situación política en la ANP y en Israel, ambos inmersos en procesos electorales que pueden ser decisivos para el futuro del proceso de paz en la región.

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