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RAFA, franja de Gaza (AFP).- El ejército israelí mató este miércoles a catorce palestinos, entre ellos niños, al disparar contra una manifestación en Rafá, en la franja de Gaza, provocando una ola de protestas en todo el mundo, incluyendo una condena de la ONU que Estados Unidos se abstuvo de votar pero no vetó.
Pese a manifestar su «pesar» por la matanza, el ejército y el ministro israelí de Defensa, Shaul Mofaz, afirmaron que la operación lanzada el martes en la ciudad y el campo de refugiados de Rafá continuará «mientras sea necesario».
El dirigente palestino Yasser Arafat habló de «crímenes de guerra» y pidió el envío de fuerzas internacionales para «proteger» a su pueblo. Estados Unidos manifestó su preocupación y el presidente George W. Bush llamó a israelíes y palestinos a demostrar «moderación».
Por su parte, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó este miércoles, por 14 votos favorables y la abstención de Estados Unidos, una resolución denunciando a Israel por la muerte de palestinos y la demolición de viviendas en Gaza por parte del ejército hebreo.
Diez palestinos, en su mayoría adolescentes, murieron y más de 50 resultaron heridos cuando el ejército abrió fuego contra unas 500 personas que manifestaban este miércoles en el barrio Tal Al Sultán en Rafá contra la operación israelí en curso. Seis de los muertos tenían entre 11 y 18 años, según los médicos.
Testigos afirmaron que un helicóptero lanzó misiles contra los manifestantes. Pero el ejército israelí afirmó que las muertes fueron provocadas por disparos de arma automática y obuses de tanque, y manifestó su «pesar» por la pérdida de vidas «inocentes».
Según el ejército, los disparos apuntaban contra hombres armados que se encontraban en la manifestación.
En la misma jornada otros cuatro palestinos murieron tras haber respondido, según testigos y responsables palestinos, a un llamado del ejército a los adultos para salir de las casas y a los hombres armados para entregar sus armas en Tal Al Sultán.
Entre esas víctimas se encontraba un niño de 13 años que acompañaba a sus dos hermanos, quienes salieron con los brazos en alto. El ejército desmintió disparar contra los palestinos que abandonaron en forma voluntaria sus casas.
«Son crímenes de guerra. Disparan misiles contra manifestaciones populares», denunció Arafat, llamando a las instancias internacionales a «tomar las decisiones necesarias para enfrentar estos crímenes atroces».
Pero la portavoz del ejército israelí, la general de brigada Ruth Yaron, afirmó que pese a todo «la operación continuará». Para Mofaz esta operación es «vital e indispensable y continuará mientras sea necesario».
El martes, 20 palestinos murieron en la operación lanzada al amanecer y bautizada «Arcoiris y nubes». Esta operación es la más importante en ese sector desde el inicio de la Intifada en septiembre de 2000 y su objetivo anunciado es descubrir y destruir los túneles cavados bajo la frontera y capturar a los activistas que los utilizan para el contrabando de armas.
En los hechos, la operación comenzó bastante antes, ya que el ejército opera en la región desde un ataque palestino que costó la vida a cinco soldados israelíes el 12 de mayo. Desde ese fecha, el ejército mato a 48 palestinos en Rafá.
El ejército destruyó además decenas de casas, dejando en la calle a más de mil habitantes.
Por la noche, un helicóptero israelí disparó un misil contra una casa en el barrio de Tal Al Sultán, dejando varios heridos, según testigos palestinos.
En Washington, Bush juzgó «esencial que las gentes respeten las vidas inocentes para que podamos alcanzar la paz». Por su parte, la comunidad internacional reaccionó con indignación ante lo ocurrido.
Por último, en Cisjordania, tres activistas palestinos murieron en tiroteos con el ejército, elevando a 4.065 el número de víctimas mortales desde el inicio de la Intifada, entre ellos 3.076 palestinos y 918 israelíes.
