J.De Frank Canelo – Sociología del miedo

J.De Frank Canelo – Sociología del miedo

En ánimo de enseñarles sobre el miedo, habría yo de perder el miedo a que ustedes paren de leer. Para ello, pensé que tendría yo que infundirles algo de valor a todos ustedes. No se puede leer sobre el miedo si se tiene miedo. Tenemos que acumular valor, no valor para luchar. No, eso no. Nunca debemos enfrascarnos en ninguna lucha contra el miedo, pues, la perderíamos. Contra el miedo no se pelea.

Para leer y estudiar el miedo, el elemento del que habríamos de llenarnos sería algún valor social prestado, el cual nos serviría de fuente de inspiración. Tomemos este valor social para nutrir y reenforzar nuestro orgullo, el ego, el amor propio, el «yo soy»!, quedándonos así entonces llenos de coraje y, a ese punto, enardecidos con una sonrisa, aunque sea nerviosa. Esa sonrisa hará que florezca nuestra confianza, nuestra fe, nuestra seguridad, para que vinculada al valor social prestado transforme a este en fuerza anímica.

Tomaré mi valor social prestado, ud. tome el suyo (puede ser algún personaje histórico, religioso, familiar o algún conocido), alguien que les impire esa fuerza anímica necesaria para dominar el siniestro de el miedo. Mi valor social es poeta. Uno que se quedó, es dominicano, y nos legó su alma, su mente: Don Pedro Mir. El será el valor social que me dará fuerza anímica, y así, continuar con esta exploración de el miedo.

Don Pedro escribió sobre el miedo en tono de desprecio. Algunos saben que El Poeta Nacional reprochó con desprecio a el mismo miedo, personificándolo. El escribía y repetía sin cansarse: «solamente por miedo, solamente por miedo». Su fervor machacando a el miedo, fue tan grande como aquel de Emilio Proud’Home cuando escribió las letras del himno nacional.

Sigamos con el miedo. Les diré que el criminólogo estudia mejor el miedo que el sociólogo y el sicólogo, porque cuando el criminólogo estudia al agresor, también se detiene a ver como anda la víctima. Quedó ella llena de miedo?. Lesionada?. Necesita ayuda?, etc. Un momento!, no puedo seguir escribiendo, porque ya dejé de sentir miedo y eso es peligroso. No se puede escribir y publicar si no se siente miedo a uno mismo. Y, además de que ya no siento miedo, necesito la presencia del miedo para conocer mejor al miedo; así que, debo esperar la noche, que es cuando a el miedo le gusta mostrarse. Ah!, ya llegó (les juro que esperé la noche). Uhnn!, el miedo es invisible!, y, enviste con fuerza. Pero, caramba, como es invisible, «ojos que no ven, corazón que no siente».

Cuando ud. sienta miedo, suelte la respiración y agárrela de nuevo, con su valor sociológico transmutado a fuerza anímica verá que el miedo es como un «encabronado» decepcionado porque invisible al fín, nada es!. Se va solo!. Y, como nada, si algo de el se queda, bien pudiéramos entonces jugar con ese como si fuera nada. Lo pudiéramos «pasear», lo pudiéramos «descalambrar», lo «descamamos» como a un «pescao» como dicen allá en Samaná. Poa’lla, después de doblar por la curva del Cibao Nor-este (conozco el área, soy de Santiago, Licey al Medio -papa-, mama de San Cristóbal) Pero, no hablemos de mi, y si sobre el miedo.

Aquellos que comen fuego, que se tragan espadas, que se pasan cuchillos, los que pisan clavos, los trapecistas de circos, los que comen vidrios (no vaya ud. a hacer estas cosas, por favor), lo logran sin sentir miedo. Ven como?. Cuando se tiene el valor social transmutado, es decir, cuando tenemos un personaje como inspiración que nos da fuerza anímica, no se si será por alguna inmunidad adquirida o porque, pero, hay, algo que no deja, que jamás permite, que el miedo nos neutralice. Como el miedo es invisible nada es, si perdemos miedo al miedo, nadie tampoco nos puede «meter» miedo. Cuando perdemos miedo al miedo, lo hemos vencido y él queda por debajo de nosotros, emergimos como gigantes!

«No tengáis miedo», dijo Juan Pablo II aca en las antillas. No se refería a ningún gobierno, sinó a lo que estaba por venir, a ese terrorismo internacional de ambos lados que sí domina nuestro miedo, nos pondría a todos fuera de control. Hay «gente misteriosa» que ven «más allá de los aguaceros de Mayo»!, y, ya que hablamos de Mayo, localmente, mis amigos, les digo que aquí en R.D., ni los militares son bobos para exponer (aunque vayan pa’fuera pensionados) `la comida’ de su familia; ni los civiles son locos para andar con «pinchos» de granadas colgándoles de la boca, allá cerca de la JCE, aquí hay mucho dinero metido en el campo del turismo, dinero americano, más de lo que algunos creen otros valen. Tranquilitos todos, que gane quien gane, aquí lo que habrá el 8/16 será una gran fiesta en el Palacio. El que piense lo contrario: quieto, viejo, no te metas en problemas, ni `en camisa de siete varas’. En fín, sigamos estudiando y viéndole la cara a el miedo.

El miedo amenaza y se siente de muchas maneras, dependiendo de en qué parte de su vida, crea usted que le pueda afectar: la reputación, el trabajo, en los bolsillos, en la salud, ¿en la salud?…, es más, miren, yo les voy a decir la verdad. ¡No vamos a seguir hablando de nada más! Estoy muy lleno de valor social transmutado, los voy a dejar, diciéndoles la única razón que me motivó a entretenerles y enseñarles sobre el miedo:

Con eso del maldito «rockash», se metieron las cosas en «rontondas» en el país. Vueltas y vueltas, y todo, «solamente por miedo, solamente por miedo».

A mí, si el vecino me hubiera echado mierda por encima de la cerca, yo mismo la hubiera recogido y personalmente se la hubiera devuelto.

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