Jaime David y las granceras

Jaime David y las granceras

El secretario de Medio Ambiente, médico e ingeniero agrónomo Jaime David Fernández Mirabal, anunció con el  grajeo característico suyo, el 16 del presente mes, que no concedería prórrogas a las granceras para que desmantelaran su acción de saqueo criminal a los lechos de los ríos, hasta el día 18.

Le torcieron el pulso.

El día 23, Jaime David anunciaba que concedería “un par de días más” a las granceras para que recogieran los agregados extraídos y/o esquilmados a los lechos de los afluentes, que tienen más allá del límite de sobrevivencia, en plena desgracia ecológica.

Resulta que el tema de las granceras viene a ser como una telenovela más, como el genocidio de Paya en que las autoridades de inteligencia del gobierno no acaban de identificar ni a los autores intelectuales del hecho, ni el dinero total ni las drogas que involucraron esa canallada repulsiva.

Jaime David, un ecologista sui generis, un hombre de trabajo, de bonhomía, estructura humana como lo son sus familiares por sus dos costados o genes, sabe muy bien que la Academia de Ciencias, hace algunos años, identificó como Medio Ambiente más de veinte canteras donde es posible extraer agregados sin lesionar con la gravedad con que se ejecuta, el equilibrio ecológico de los afluentes, Nizao, Yuna, Yaque Norte y Sur, Camú, y doquiera que discurran escuálidas corrientes de agua que indebidamente aún llamamos ríos.

Habrá que identificar cuál es el charmel, la magia, el secreto, misterio que se arremolina en derredor de los granceros para determinar cómo y por qué se burlan de los plazos para paralizar sus acciones depredadoras que resoluta Medio Ambiente.

Por dónde es que le entra agua al coco.

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