Jaime Manuel Fernández, un gran conciliador en momentos de crisis

Jaime Manuel Fernández, un gran conciliador en momentos de crisis

Calle “Jaime Manuel Fernández”, en Arroyo Hondo. Hoy/ Pablo Matos

Jaime Manuel Fernández González, que gravitó en la vida política, cultural y social de la República Dominicana durante más de 40 años, fue víctima de dos atentados durante los 12 años de gobierno de Joaquín Balaguer. Uno de ellos le dejó secuelas que posteriormente causaron su muerte.
La revelación fue hecha por su sobrino Jaime Fernández Lazala, quien fue como su hijo.
En el primer intento de agresión le lanzaron un carro sin placa cuando transitaba en su vehículo por la avenida Máximo Gómez. De este salió ileso, pero a los 15 días se le estrelló otro auto también sin placa, al salir de su finca en Bonao, a la altura de un reconocido típico restaurante de esa ciudad. “Lo llevaron a la clínica Adelaida. A los diez años se le detectó un fibroma y cuando lo operaron en Miami quedó inútil, no podía hablar, estuvo en coma y en silla de ruedas”.
Jaime Manuel Fernández ayudó a su sobrino en sus estudios, lo traía a Santo Domingo de vacaciones, lo visitaba pequeño en La Vega y después que este se graduó como abogado, le dejó su bufete para que lo representara. Lo introdujo en la masonería, de la que es “Gran orador”. Fue delegado político ante la Junta Central Electoral del Movimiento de Conciliación Nacional que presidía su tío.
Mantiene el recuerdo de su tutor no solo en evocaciones sobre su historia, sino en su vivienda, que es la misma en la que Fernández González tuvo su bufete y que está prácticamente intacta.
– ¿Por qué habrían de atentar contra el excanciller, ministro de Educación, superintendente de Bancos y secretario de la Liga Municipal Dominicana durante los gobiernos del propio Balaguer?, se le pregunta.
“Tuvo diferencias con Balaguer. Lo destituyó del cargo de ministro de Educación porque estaba conciliando con la Asociación Dominicana de Profesores. Lo nombró secretario de Trabajo y él no aceptó, esto no le gustó a Balaguer”, responde Jaime, reiterando que “los dos accidentes fueron atentados”.
Agrega que “los incontrolables de Balaguer no admitían que al mandatario se le tocara ni que se refirieran a él con términos que consideraban no apropiados. Tío hizo una gran oposición antireeleccionista y formó una coalición con dirigentes de otras agrupaciones, como Luis Julián Pérez, Francisco Augusto Lora, Rogelio Delgado Bogaert, Tonito Abreu, llamado “Bloque de oposición”. Ellos fueron los precursores de la boleta única, el circuito cerrado, la no reelección y de que la cédula de identidad pasara a la Junta Central Electoral”.
Refiere que, incluso, estando sirviendo al gobierno, Jaime Manuel hacía oposición y organizaba su partido. “Papá le decía: te van a destituir”. El padre de Jaime Fernández Lazala era Rafael, hermano del político.
Cuando el dirigente fue trasladado a Miami para ser intervenido por sus problemas de salud, pidió al sobrino: “Escribe mi biografía y no llores, que yo hice todo lo que quise en mi vida y me voy feliz, complacido”. Esas palabras, comenta, “Me dieron fuerza”.
Manifiesta que hasta hace poco no había ni una mención de su antepasado en Internet, pese a sus relaciones con el mundo, por la masonería. Por esa vinculación, que atrajo al país grandes maestros de logias, fue que Balaguer lo designó canciller, revela.
“Me dio vergüenza que asistí a un cónclave y me dijeron que no había nada de él en las redes sociales e ingresé su biografía. Se han ido sumando otros escritos”.
La represión alcanzó otro miembro de la familia, Cecilio González, primo de Jaime Manuel, asesinado por un activista balaguerista que quiso quitar el afiche de su pariente. Jaime Manuel defendió el caso y el victimario fue condenado a 20 años de prisión.
El conciliador. Jaime Manuel Fernández González era reconocido como gran conciliador en momentos de crisis nacionales, virtud que se puso de manifiesto a raíz de la Revolución de Abril de 1965, cuando ocupó el cargo de secretario administrativo de la presidencia en el gobierno provisional de Héctor García Godoy, otro gran mediador.
“Mi tío, con la Organización de Estados Americanos y otros organismos internacionales, buscó acuerdos que permitieron la tranquilidad, con el retiro de la Fuerza Interamericana de Paz. Él siguió la política de García Godoy: conciliación, odio al odio. Contribuyeron mucho a que el país entrara en el camino de respeto a la alternabilidad en el poder y a la democracia”.
“No tuvo riquezas”. Jaime Manuel nació en La Vega, el 4 de septiembre de 1920, hijo de Uladislao Fernández Lara y Manuela González Ramos. Comenzó muy joven a trabajar en el magisterio, llegando a ser el más joven director de la Escuela Primaria de Varones “Federico García Godoy”. Fue maestro del Instituto Gregg donde se graduó de taquígrafo parlamentario. Deslumbrado por su rapidez, Balaguer lo nombró su taquígrafo siendo secretario de Educación.
Se graduó de doctor en Derecho, summa cum laude, en 1953. Alcanzó el grado de Gran Maestro de la Gran Logia de la República Dominicana, Gran Maestro de la Gran Orden de Odfelos, presidente de la Confederación Masónica Interamericana. Desde la masonería impulsó la construcción de escuelas y tramitó viajes al extranjero a centenares de niños para ser intervenidos quirúrgicamente.
Como presidente del MCN aspiró a la presidencia en las elecciones de 1970, 1974 y 1978. Se destacó también como orador y catedrático universitario.
Estuvo casado con María Altagracia (Cucha) Rodríguez, madre de su hija Mary, también abogada. Falleció el 6 de septiembre de 1988. “No he quitado nada de su oficina, lo mantengo como mi ídolo, mi representación política, como el hombre que sirvió a miles de personas. Nada más tuvo una mujer, una hija, fue íntegro y lo más importante que dejó como legado fue el respeto a la cosa pública. A la hora de su muerte ni él ni su familia tenían bienes. “Cuando hacía un viaje yo tenía que buscarle soluciones para los pasajes. Su único patrimonio era la pequeña finca de dos mil metros en Bonao, que sembró de naranjas, y se recluía allí los sábados y domingos”.
“Consideraba que los pueblos comienzan a desarrollarse cuando tienen una buena educación, y de ahí su pasión por la enseñanza”, expresa.

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