De ti proceden la riqueza y el honor; tú lo gobiernas todo. En tus manos están la fuerza y el poder, y eres tú quien engrandece y fortalece a todos. 1 Crónicas 29: 12.
Cuanto más nosotros conozcamos quién es nuestro Dios podremos vivir más confiados, seguros, y dejar todo temor. Este no proviene de Dios; cuando entra a nuestras vidas estamos abandonando la verdad que es Cristo y dejando sin efecto Su palabra que es viva y eficaz. Es
eficaz porque está activa en nuestro espíritu, el cual da testimonio de que Él mora en nosotros.
Cualquiera situación la cual no podemos controlar, porque no está en nuestras manos, nos gobierna de una manera que todo lo que somos en Cristo se nos olvida, hasta el punto de buscar las soluciones en otros y no en Él.
Nuestra fe es tan frágil y tan vulnerable que todo nuestro ser se deja controlar por lo externo. Dios, cuando estableció Su Palabra, la hizo como ley y nadie puede cambiarla. Necesitamos ver a Dios como el Omnipotente, el Soberano, el Gran YO SOY, el Alfa, el Omega, el Principio y el Fin, el que gobierna todo, el que da la fuerza y el poder, el que engrandece y nos fortalece.
Él está sentado en Su trono lleno de gloria, majestad y poder, esperando que lo veas, para que jamás dudes de quién es Él.