TOKIO. Agencias. El gabinete de ministros de Japón incrementó ayer su presión sobre el banco central en cuanto al tema de la deflación e incluso uno de ellos dijo que el organismo emisor se había quedado dormido al volante.
La semana pasada, el Gobierno declaró que el país había entrado en su segundo brote de deflación en menos de una década, en medio de una guerra pública de declaraciones entre el Ejecutivo y el Banco de Japón (BOJ, por su sigla en inglés) sobre cómo manejar la economía.
Cada uno dice que el otro debe jugar un rol más importante en la batalla contra la deflación, que se prevé que persiga a la economía por varios años, lo que eleva los temores a una nueva recesión. Los economistas, sin embargo, dicen que las opciones son limitadas para ambos.