Jarabacoa es un municipio diseñado y construido en las hermosas montañas. Tiene una cobertura boscosa que nos invita a quedarnos y a interactuar con sus caudalosos ríos y robustos pinares, y deja en nosotros un sentir de exploración y quietud.
En este bello municipio, la agricultura, el turismo y el arte, generan una sinergia sui géneris que lleva a Jarabacoa a convertirse en un micropaís ecológico. Este micropaís, como yo le llamo, es un destino, es un punto de encuentro para descansar, divertirse sanamente y para liberar catarsis. Jarabacoa posee características que no se encuentran en ningún otro municipio del país. Por ejemplo, Jarabacoa cuenta con más de doce instituciones financieras, buenos colegios privados y es el único municipio con dos colegios bilingües y una universidad privada. Cuenta con más de cuatro mil cabañas de veraneantes, las cuales generan por lo menos dos empleos por cabaña; Jarabacoa produce café, flores, macadamia, tayota y otros productos agrícolas; podemos encontrar múltiples supermercados, exquisita gastronomía, hoteles y empresas exitosas. Otro elemento de valor que también tiene Jarabacoa es que es el municipio más seguro del país. Sin duda, Jarabacoa es un verdadero paraíso.
Otros elementos culturales y folclóricos que han puesto a Jarabacoa ante los ojos del mundo son sus famosos y coloridos eventos culturales, tales como el Festival de las Flores de Jarabacoa, el Festival de la Poesía de la Montaña y el Festival de Toyota. Además cuenta con artesanos, artistas y pintores que han decidido vivir en el lugar donde la inspiración siempre les da la bienvenida. A todo esto se le suma la nueva Casa de la Cultura de Jarabacoa, la cual es un monumento a la belleza, a la creatividad y un punto de encuentro para los locales y visitantes, en otras palabras, es una confluencia cultural del pueblo y del mundo.
No obstante, en medio de toda esta belleza natural de un micropaís productivo y seguro, hay una nota discordante, algo no entona, discrepa y rompe la unidad homogénea de este bello lugar en la cordillera central, y es la falta de un acueducto de agua potable con su planta de tratamiento. Esto es algo inaudito, en un pueblo que tiene ríos que producen más del 65% de toda el agua del país. Otra nota discordante es la contaminación acústica; debemos recordar que los visitantes que llegan a Jarabacoa buscan cuatro cosas: silencio, ríos limpios, seguridad y un buen clima. Esos cuatro atributos se pueden perder si los empresarios, el pueblo y el gobierno no hacen una alianza estratégica para recuperar y proteger lo que hace que Jarabacoa sea un lugar tan especial.
Por estas razones, es urgente y necesario que el gobierno tome como una prioridad la construcción del acueducto de Jarabacoa con su planta de tratamiento y que el empresariado de Jarabacoa una voluntades para impulsar con más intencionalidad el desarrollo y el orden en ese valioso municipio.