Jardines “a la carta”

<p>Jardines “a la carta”</p>

En los jardines diseñados por Fernando Pozuelo la vista engaña a los sentidos, ya que detrás de lo que se ve existen muchos aspectos ocultos a los ojos.

Dime cómo es tu jardín y te diré cómo eres». Un jardín dice tanto de las personas que habitan una casa como la decoración de sus  interiores. Por ello, el director creativo Fernando Pozuelo se dedica a crear jardines a la carta, según la personalidad de sus clientes. Detrás de cada diseño, además, se esconde un secreto, un cuadro oculto en la naturaleza que sólo se descubre mediante el relato literario que Pozuelo realiza para cada cliente. El jardín pasa a ser una combinación de naturaleza, literatura y sentimientos.

«Para mí, el jardín ideal es aquel que no existe, el que es creativo por excelencia. Así como (el pintor español Salvador Dalí) era un genio que podía simular el derretimiento de un reloj, un jardín perfecto debe incorporar soluciones todavía inexistentes. Vivimos en una sociedad monótona y cuadriculada y el jardín debe aportar luz y alegría», explica a EFE-Reportajes este madrileño de 32 años,  Fernando Pozuelo, quien lleva la mitad de su vida relacionado con la jardinería.

Fernando Pozuelo idea jardines complementados con un relato, la llave para comprender las sorpresas que oculta el jardín. «Al leer la historia el cliente empieza a descubrir sus secretos, hasta el punto de que si eliminamos los árboles y arbustos y aislamos la estructura básica del diseño surgen elementos de la nada tales como barcos, iniciales, rostros, peces…», explica este paisajista español, director creativo de la empresa «Casla  Jardinería y Paisaje».

Un relato para leer el jardín

En un diseño debe haber «sentido y coherencia con la parte arquitectónica, y es de ahí de donde sale el estilo del jardín.

“El jardín sin relato es un simple jardín, y el relato sin éste, es un simple relato, pero al unir las dos piezas se despiertan todos los sentidos de aquellos que poseen ambas llaves y abren la caja de las sorpresas. El jardín cobra una carga emotiva particular para cada persona», constata Pozuelo.

«Realicé un jardín para un palacio árabe en el que el dueño quería descansar. Allí creé, por tanto, un oasis. El secreto era que se transformaba en una espiral que enlazaba con las terrazas hasta llegar a la azotea. El relato trataba de que el jardín hablaba al cliente, un diálogo tranquilo», ejemplifica Pozuelo.

Sus relatos son siempre acordes con las personas a las que van dirigidos. Así, ha llegado a leerse libros enteros de los autores favoritos de sus clientes para así entender qué les gusta, qué manera de escribir y tener más posibilidades de acertar.

«Otro ejemplo es un jardín llamado ‘Tres lunas’ que realicé para una mujer viuda con dos hijos. En él estaba escondida la montaña donde ella veraneaba de niña y el relato era sobrio, sentimental y muy literario. Según los casos es más o menos aventurero, o una poesía, todo depende de la gente y de su estado de ánimo», explica Pozuelo.

El reto: jardines al revés o de fuego y agua

Para Fernando Pozuelo, todo jardín que tenga un destello de creatividad ya es original y un jardín perfecto. «Lo importante es que la naturaleza incorpore el arte y, si puede ser, también los sentimientos, para crear algo más allá de la idea clásica de jardín».

«Mi sueño es poder crear algún día un jardín al revés. Es decir, lleno de esculturas de forja en las que las copas de los árboles estén hacia abajo y los troncos arriba. Así, cuando el cliente se paseara por allí le daría la sensación de vivir el mundo del revés», explica Pozuelo.

«Otra de mis ideas para el futuro es poder diseñar un jardín de fuego y agua. Un 5% de vegetación, árboles, arbustos y plantas, un 70% de agua a través de lagos o paseos y el resto candiles y/o lámparas de aceite», confiesa Pozuelo.

En un jardín, nada es al azar

En un diseño debe haber «sentido y coherencia con la parte arquitectónica, y es de ahí de donde sale el estilo del jardín. Eso sí, en un jardín nada es al azar, todo tiene su símbolo y su significado oculto. Por ello, los jardines son exclusivos y personalizados».

«Los detalles son los que marcan la diferencia entre una obra y otra. Al pensar el jardín, al escribir el relato, los acabados son fundamentales para ser precisos y acercarse lo máximo posible a los sentimientos de los propietarios del jardín», explica Pozuelo.

Aunque la creatividad es la máxima atracción de los jardines a la carta, es necesaria una buena base técnica para poder dar vía libre a la imaginación. «Desde los dieciséis años trabajo en el mundo de la jardinería, y me saqué el título de ingeniero técnico agrícola porque gracias a los requisitos técnicos puedo elucubrar y filosofar con los jardines», remacha Fernando Pozuelo.

Sentimientos y secretos en el jardín

En los jardines diseñados por Fernando Pozuelo la vista engaña a los sentidos, ya que detrás de lo que se ve existen muchos aspectos ocultos a los ojos. De día y de noche,  el paisaje puede ser diferente y «tan sólo con el relato se esclarecen los secretos», afirma Pozuelo.

«Cada cliente es diferente y tiene sus vivencias, sus entretenimientos, su entorno. Yo escucho su historia y dejo que me cuente, tanto lo que dice a propósito como lo que yo saco de sus palabras más nimias. Voy con minucia. Selecciono todos los detalles para crear un ambiente a imagen y semejanza de los gustos y personalidad de su propietario», explica Pozuelo.

La parte creativa es, sin embargo, la segunda parte del trabajo, ya que primero es necesario elaborar los planos, elegir los materiales y estudiar la arquitectura de la casa para conseguir una «obra equilibrada, funcional, con poco consumo de agua y que respete el medio ambiente», en palabras de Fernando Pozuelo.

«Lo que tienen en común todos los diseños es que los jardines se transforman en cuadros. El secreto se descubre tanto con el relato como  mirando los planos del jardín: se dibuja una obra al estilo Andy Warhol, donde aparecen cantidad de colores según los deseos y la vida del propietario», confiesa Pozuelo. EFE/Reportajes

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