JAVIER BENITEZ
¡Formas, espacios y signos esenciales!

JAVIER BENITEZ <BR>¡Formas, espacios y signos esenciales!

Los controversiales resultados de la selección, premiación y montaje de la XXVII Bienal Nacional de Artes Visuales, inaugurada la noche del jueves 16 de agosto en el Museo de Arte Moderno, han suscitado una serie de respuestas, reclamos y miradas que podrían traer un “nuevo aire” y contribuir al “reciclaje” del espacio reflexivo en torno al propio evento y sobre la situación actual de las artes plásticas y visuales en Santo Domingo. Al respecto, como simple “activista” del comité organizador y como “bienalista histórico”, creo que no sería indiscreción, y mucho menos necedad, compartir cierta información o  algunas ideas sobre una experiencia  tan “dolorida” como enriquecedora.

 Pero aun faltan varios recorridos sobre los distintos aspectos organizativos y sobre los resultados de la XXVII edición de nuestro magno evento artístico. La extraordinaria exposición de las obras seleccionadas y premiadas, además del amplio programa de conferencias, coloquios y debates teóricos de la XXVII Bienal,  siguen abiertos hasta noviembre en todos los espacios del MAM.

Mientras tanto, en un instante que admite la “precariedad” o incertidumbre de las practicas creativas tradicionales y de la misma condición artística, se impone registrar la vigencia de una propuesta estética que constituye una prueba elocuente de la energía y la capacidad renovadoras que puede desplegar un artista cuando persiste y se consagra de manera constante a su formación, al conocimiento profundo de su oficio y a la depuración conceptual de su universo visual personal.

Y esto es evidencia cristalina en la producción dibujística, pictórica y escultórica de Javier Benítez, artista discreto, de vasta experiencia y reconcentrada personalidad, quien recientemente ha presentado, en el Museo de las Casas Reales, su séptima exposición individual, bajo el título de “Fusión: Revelaciones de Maternidad”. En dicha muestra, conformada por 16 obras, entre pinturas sobre tela y esculturas en bronce, Javier Benítez, también autor de una serie de de obras monumentales de notable calidad estética y profundo contenido humano, localizadas en distintos espacios, instituciones y lugares del país, y con las cuales  se proyecta como uno de los más respetables escultores dominicanos contemporáneos, persiste en su tratamiento del tema característico de la maternidad al mismo tiempo que nos invita a disfrutar y confrontar los resultados de sus más recientes búsquedas estéticas, así como de sus experiencias creativas más íntimas y obsesivas.

La profunda compenetración existencial con los fundamentos del hecho plástico; el rigor de su oficio; la claridad y efectividad expresiva de sus ideas estéticas, más la actitud autoexigente que traslucen cada uno de sus proyectos, nos permiten advertir a Javier Benítez como exitoso fugitivo de la “bohemia” y la autopromoción. Sin embargo, estos elementos definitivamente atractivos y distintivos, tanto de su personalidad artística como de su producción reciente, son los que propician de inmediato la confrontación despejada, intensa y fecunda de la crítica.

Precisamente, en el brillante ensayo de presentación del catalogo de la muestra, titulado “Superficies, signos y cuerpos: Pintura y Materia como Pasión”, el Dr. Odalis G. Pérez, director de la Escuela de Crítica e Historia del Arte de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, observa que: “Lo que hasta hoy podemos llamar la obra de Javier Benítez se hace visible en la aventura que el artista ha asumido como creación individual y como sentido del arte. Temas, encuentros, conjuro, conjuntos formales, texturas culturales y artísticas; religiosas, socioculturales y composicionales, activan todo un marco de relación y de lenguaje. Es por decirlo así un orden en el cual el vuelo y el punto, el soporte y el acento, el tiempo y la materia, la técnica y el lenguaje, construye una manera de enunciar lo que se oculta o desoculta en algunos ejercicios en masas, volúmenes, superficies y encuentros con y desde el arte contemporáneo”…

En este ensayo, el ejercicio crítico reafirma el propósito intensificador de las búsquedas estético-simbólicas del artista, recuperando su pertinencia y su responsabilidad a la hora de la contextualización de la obra y el trayecto creativos de Javier Benítez. En ese sentido, Odalis G. Pérez, nos advierte que: “El camino recorrido por Javier Benítez…aspira a una búsqueda estética de la materia y de la superficie del cuadro. Esto se puede evidenciar en un eje pictórico y en un eje escultórico asumido como fusión de de su universo estético y formal, pero también en la perspectiva de un trabajo multidisciplinario, donde tanto creación, realización y conocimiento, ordenan el campo el campo de trabajo visual asimilado en su obra. Para el artista, los diferentes modos de hacer se revelan en una inscripción estético-artística, acogida en su mundo visual y apoyada y apoyada principalmente por una selección estético-sensible ligada al cuerpo, a la forma y a la expresión visual”…

JAVIER BENITEZ

Javier Benítez nace en Santo Domingo, el 2 de julio de 1970. Es egresado de la Escuela Nacional de Artes Visuales (1986-1992), donde recibe lecciones e influencias directas de maestros y creadores emblemáticos de las artes plásticas dominicana de la modernidad, tales como Marianela Jiménez, Gaspar Mario Cruz, Domingo Liz, Amable Sterling, Ángel Haché y Norberto Santana,  entre otros. Entre sus estudios especializados, destacan: Posgrado en Escultura, Escuela Nacional de Artes Visuales (1990); Fotografía Artística, Escuela de Diseño de Altos de Chavón (1992/1993); Métodos y Técnicas de Restauración, Universidad Autónoma de Santo domingo (1993) y Modelado de Escultura en Metales con Guillermo Dorado, UASD (1995).

Entre sus exposiciones individuales más importantes, destacan las presentadas en la Alianza Francesa, Santiago  de los Caballeros (1991); Colegio Dominicano de Artistas Plásticos (1992); Casa de Bastidas (1995); River Bank Park, Nueva York (1999/2000) y “Fusión Revelación Mixta de Maternidad”, Museo de las Casas Reales,  Santo Domingo (2013). Asimismo, la obra de Javier Benítez ha sido exhibida exitosamente de manera colectiva en museos, galerías y centros culturales de Santo Domingo, Estados Unidos, Canadá, Francia y Rusia. Recientemente, una de sus obras monumentales fue instalada en la Universidad ITECO. Se trata de una escultura en bronce de más de 4 metros en la que Javier Benítez rinde  homenaje a la mujer y a la educación. En la actualidad, Benítez se encuentra trabajando en una escultura de grandes dimensiones que la Cámara de Diputados colocará  en las cercanías del puente Juan Bosch.

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