Confieso que me preocupa el curso que ha venido tomando la carrera del boxeador dominicano Javier “El Abejón” Fortuna.
Me temo que su carrera terminé como la de Joan Guzmán. Un boxeador que pese a contar con el talento y las herramientas necesarias para alcanzar el estrellato no pasó de ser uno más del “montón”.
Es cierto que Guzmán se hizo campeón mundial en dos ocasiones y en categorías diferentes, pero su carrera fue muy accidentada, teniendo como principal enemigo “el peso”.
Fortuna ha venido transitando el mismo camino. Al igual que Joan, ha sido dos veces campeón mundial, en diferentes divisiones, lo que evidencia su extraordinario talento como boxeador.
Debe ser el dominicano que más ha peleado para la televisión estadounidense, lo que implica enfrentar a rivales “de calidad” y siempre, o casi siempre, ha salido por la puerta del triunfo. Solo registra dos derrotas profesionales. La primera, en Beijing, contra el estadounidense Jason Sosa, a quien dominó sin mayores problemas durante los primeros nueve asaltos, pero, tal vez, por un exceso de confianza, fue sorprendido por un golpe que no pudo superar y cayó en el asalto 11.
Su segundo revés fue en Nueva York, cuando perdió una decisión dividida ante el estadounidense Robert Easter. El público rechazó el veredicto de los jueces y la prensa resaltó que el dominicano era el merecedor del triunfo. En conclusión, se puede asegurar que Fortuna ha demostrado encima del ring que es un extraordinario boxeador.
Sin embargo, los problemas para cumplir con el peso correspondiente se ha convertido en el gran “enemigo” para que el nativo de La Romana se coloque en los primeros planos del boxeo mundial.
Fortuna tiene las herramientas, está a tiempo. Ahora incursiona en las 140 libras y viene de celebrar una pelea declarada “sin decisión” ante el mexicano Adrian Granados, debido a un accidente que provocó su salida del ring en “camilla” en el cuarto asalto.