Jayro Bustamante, un cineasta bajo el volcán

Jayro Bustamante, un cineasta bajo el volcán

BERLÍN. AFP. – El cineasta guatemalteco Jayro Bustamante, 37 años, que debutó este sábado en Berlín con su ópera prima «Ixcanul», relató en entrevista con AFP los pormenores de un rodaje lleno de peripecias en la ladera de un volcán.  

¿Cómo nació la idea de la película? 

«La idea la tenía hace rato, desde unos seis años atrás, cuando conocí a María. Tenía su testimonio, varias noticias, una investigación larga, pero de libros. Luego la historia quedó guardada en un cajón. Ahora, en el mismo hospital donde rodamos, capturaron a una banda de ladrones de niños hace unos dos meses.»

-El filme apela a actores no profesionales. ¿Cómo fue el casting y la preparación? 

«Para mí el trabajo más bonito fue la preparación, que duró tres meses. Hice un casting callejero. Fui a un mercado y puse un cartel ‘casting’: nadie vino. Después puse otro ‘se ofrece trabajo’ y allí tenía colas de gente.

Pasaban, se tomaban la foto y dejaban sus datos.

Los que realmente querían ser actores o los que ya tenían el pelito del cine fueron los que mostraron más interés y estaban más dispuestos a dejar su trabajo en la montaña para venir a la peli. No teníamos fondos, ni ayuda. Cuando uno está haciendo cine, los demás piensan que uno tiene plata, porque asimila cine a farándula. Hice un préstamo personal.»

¿Y rodar bajo el volcán Pacaya? 

«Se filmó a finales de 2013, el rodaje duró seis meses. Se hizo con muy pocas luces. Nos la pasamos muy bien, a pesar de las condiciones muy precarias.

Vivíamos en una aldea, dormíamos en una escuelita. No teníamos luz cerca, hubo que ir a buscarla y al principio tampoco teníamos agua. Construimos baños y duchas con calentadores para luego dejarles todo eso. Todo en la película está construido…¡Salvo el volcán!.

Yo quería una locación impresionante, pero no quería hacer demasiados paisajes. Como a la cuarta semana de rodaje, el volcán explotó. Lo filmamos, pero no quedaba en la historia del guión, aunque algo se vislumbra en una de las secuencias.

La economía fue una palabra que usamos mucho: de planos, de tomas. Al principio, quería hacer un solo plano por secuencia, después me abrí un poco más. Sólo usamos tres lentes. Pensamos que cuanto más nos redujéramos, más creativos podíamos ser en ese espacio».

¿Proyectos tras la Berlinale? 

«Mi proyecto más inmediato se llama ‘Temblores’ y también habla del vínculo filial, pero esta vez visto del lado del padre: un hombre al que lo obligan a separarse de sus hijos.

Además tengo otro guión, ‘El escuadrón de la muerte», que habla de los tabúes religiosos en Guatemala. Es una ficción inspirada en la realidad. El ‘escuadrón de la muerte’ es un grupo de señoras vestidas de negro, que van en grupo a todos los velorios y entierros, y cuya arma fatal es el chisme. ¡Así se les llamaba a la congregación de damas católicas en el pueblo en que yo crecí! Es una película muy negra, con unas pinceladas de humor fuerte. Guatemala es un pueblo que se ríe mucho, se ríe de su mala suerte.»   

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