Las fuerzas políticas que pretenden imponer su dominio total sobre todas las estructuras del Estado y la sociedad, no admiten que una institución autónoma como la Junta Central Electoral sea capaz de establecer normas que contraríen sus designios.
El endiosamiento que da el poder político y económico hace pensar a esos sectores que están por encima del bien y del mal y que pueden hacer lo que quieran en el momento que deseen, sin importar los inconvenientes que ocasionen.
Como buenos teóricos alegan el respeto constitucional a los derechos fundamentales como si el caravaneo y bulla desmedida no afectaran el derecho a la tranquilidad, libre tránsito y paz social de los ciudadanos ajenos a las actividades proselitistas fuera de tiempo.
Quienes objetan las disposiciones de la JCE, son los sectores que llevan años boicoteando la aprobación en el Congreso de la Ley de Partidos y todo lo que tenga que ver con un correcto régimen electoral porque sencillamente no les convienen las regulaciones.
El tema fue ampliamente debatido por prestantes juristas y especialistas en asuntos electorales, quienes ofrecieron opiniones favorables y desfavorables a la medida que al margen de estas consideraciones, resulta sensata y oportuna.
Sensata y oportuna porque este pueblo está harto de la politiquería y lo que necesita es concentrarse más en el trabajo, estudios y educación dejando el proselitismo para los tiempos previos a las elecciones.
Confiamos en que el Tribunal Superior Electoral (TSE), fallará en contra de la acción de amparo interpuesta por un aspirante a la nominación presidencial del PLD, quien pretende que se deje sin efecto la resolución de la JEC que prohíbe la campaña electoral a destiempo.