En una acción propia de los cuerpos de inteligencia del Estado, la Junta Central Electoral (JCE) convocó ayer a los periodistas, los metió en un minibús de la institución y sin comunicarles hacia dónde se dirigían, los condujo en caravana junto a un contingente de la Policía Militar Electoral a una cacería por sectores de la parte alta de la ciudad de ciudadanos que se han hecho expedir más de un duplicado de su cédula de identidad y electoral.
El operativo, encabezado por los directores de Cedulación e Inspectoría, Américo Rodríguez y Juan Bautista Tavárez, tenía como objetivo localizar a 146 personas con más de cuatro duplicados. Comenzó en la calle Diagonal número 72 del barrio Villas Agrícolas, donde supuestamente reside Carlos Rafael José Aguiar de los Santos, a quien no encontraron.
Continuó y terminó en la casa número 151 de la calle Luis Reyes Acosta del barrio 27 de Febrero, donde alegadamente vivía Ervin Amaury Salas, quien posee ocho cédulas viejas y cuatro nuevas. Aquí los funcionarios de la Junta Central Electoral solo encontraron a Ana Mercedes Polanco González, una señora de mediana edad que dijo ser cristiana y vivir con su Señor Jehová.
Ante la batería de periodistas que la rodeó para hacerle preguntas, Ana solo atinó a decir: Me siento extraña porque nunca he visto tantas personas encima de mí.
El alboroto. El aparataje provocó que la gente, alarmada, se volcara a las calles a curiosear; nadie conocía a los buscados, y por el contrario, al reconocer los vehículos de la JCE, le reclamaban que no cometan fraude.
Seis cédulas. A media tarde llamó a este periódico un ciudadano para decir que tenía seis duplicados para cuando se le pierda una cédula, porque olvida con frecuencia sus documentos.
Eso de la Junta es torpeza sobre torpeza; ¿por qué no puso controles para evitar que eso ocurra?.