‘Je suis Charlie’ –Yo soy Charlie! Nous sommes tous Charlie

‘Je suis Charlie’ –Yo soy Charlie! Nous sommes tous Charlie

La manifestación internacional que se concentró en La Place de la République de París el domingo 11 de enero, bajando del Boulevard Voltaire hasta la Place de la Nation, fue un compacto y solidario clamor de dignidad y libertad, produciendo una imagen que marcará para siempre el siglo XXI.

Es una imagen real, nacida de un sueño y de una pesadilla de tantos hijos de las luchas en busca de paz desde la segunda posguerra mundial, sueño vivido por las ciudadanas y los ciudadanos que más allá de las ideologías políticas, de los partidos, de las diversas confesiones religiosas, de la diversidad de culturas, entienden que la libertad de pensar, de opinar y de crear, está por encima de todo sectarismo y de todo integrismo.

Desde la liberación de París, así como de las manifestaciones masivas de Mayo del 68, no se había medido una fuerza humana con tanta firmeza e intensa presencia para decirle “No al terrorismo”!

La imagen es intensa, muy intensa y llama a muchas reflexiones.

Primero la emoción, Charlie Hebdo se confirma para siempre como un órgano de prensa que ha marcado varias generaciones a partir de los años 70, heredando del pensamiento libre y libertario de mayo del 68. Un periódico que responde a una tradición cultural muy gala del humor y de la sátira, sin censuras ni autocensuras, con una creatividad tan acertada con los acontecimientos que entre los años 70 y 80 no había una reunión de jóvenes en la que no se comentaran los dibujos de Cabu y Wolinsky en Charlie, y en todos los sucesos del acontecer político. En sus páginas toda la planilla política tuvo su sátira y todo integrismo de pensamiento y de confesión de su ridículo. El lápiz no daba líneas, daba risas, carcajadas bufonas, asombros, con una malicia y picardía rebelde que podía, cierto es, poner a los lectores en discusiones extendidas sobre las fronteras posibles o no, de la risa y de la libertad….y esto nutría intercambios y lo seguirá nutriendo, pues la libertad de expresión tiene muchos matices, y la libertad está en ejercerla cada órgano o ciudadano, con o sin límites, y no ejercer los derechos humanos, libertad de pensamiento, de credo, de sexos y por supuesto, la de expresión, es el oscurantismo.

La libertad, la de los Charlies es no tener ninguno, lo que los ejecutores de los atentados utilizaron como un pretexto de acción terrorista, que a la vista de la reacción internacional y nacional francesa ha sido repudiada firmemente levantando una movilización internacional inesperada y hasta ahora nunca vista.

Cuando vemos en una primera fila al presidente francés Francois Hollande, junto a figuras tomadas por los brazos y las manos, como la Canciller de Alemania, Angela Merkel, o con Rajoy, de España; con Decameron, de Inglaterra; con Natanyau y el de Palestina, presentes a diez metros, entonces es imposible evadir un anhelo de futuro en esta imagen. La tragedia ha sido asumida con responsabilidad por el mundo.

Es indiscutible que esta concentración internacional por las calles parisinas y por toda Francia, con la presencia de todas las personalidades religiosas tanto del mundo judío, como islámico, católico y evangélico, ateo o agnóstico, significa una respuesta contundente a aquellos que utilizan a Dios o a profetas con fines de establecer el terror, el crimen y el miedo entre los seres humanos.

Las mayorías de paz y de sabiduría se concentraron con espíritu democrático, de tolerancia y respeto de la diversidad y de las adversidades. Sentimos emoción profunda por la imagen, reconocemos en ella la fuerza movilizadora del pueblo francés y el levantamiento de unión entre europeos.

Sin embargo, el problema se queda entero, al igual que los temores. Alta responsabilidad abierta para todos los responsables políticos del mundo, la tarea es intensa y llama acciones de urgencia para establecer una esperanza social y educativa a los desesperados, que frente a la crisis se van quedando al margen de la integración social y laboral. El siglo XXI tiene que ser un siglo que responda con políticas educativas e integradoras a las nuevas generaciones, a los jóvenes. Hay que diseñar y rediseñar nuevas estrategias, pero sobre todo, entender que los extremismos vienen de los fracasos en las políticas sociales, de la marginalización, y esto engendra nidos de racismo, xenofobia, odios, rencores, venganzas, que ejercen sobre los individuos transformaciones radicales hacia los integrismos y hacia la barbarie.

Francia, ha recibido un gran apoyo, el pueblo francés ha demostrado su capacidad de reaccionar frente a la amenaza de la democracia republicana, el mundo entero expresó su fraternidad con la nación de los derechos universales. Por encima de las diferencias políticas la amplia mayoría de los dirigentes políticos acompañaron al Presidente Hollande, como muestra de la fuerza del valor republicano de la nación gala.

A Europa se le presenta una tarea fuerte que va a exigir nuevas perspectivas en el tratamiento común de las problemáticas migratorias y sociales en el espacio de la Unión Europea. Esta tragedia concierne a todos los estados de la Unión, por eso es que en París la respuesta de la movilización contó con la presencia de una cantidad significativa de responsables de organizaciones europeas, y queda bien claro que el trabajo de los responsables políticos irá más allá del desfile del 11 de enero en París, pues la concertación y la cooperación se imponen frente a todos los integrismos…

En el sector cultural, todo lo que contribuya al intercambio, al conocimiento de la diversidad ayudará muchísimo pues la apertura hacia el conocimiento del otro ayuda en el diálogo nacional. Tanto Francia como España, Alemania, Bélgica y la mayoría de los países europeos, tienen ciudadanos nacionales de todos los orígenes culturales y confesionales y sus mayorías responden a los valores cívicos de cada país, por eso, no se puede condenar a ninguna comunidad religiosa por acciones criminales de minorías, si eso es lo que son minorías.

La educación y la cultura de paz es un asunto de todos los ciudadanos y ciudadanas del mundo. Urge que entre los desafíos de este siglo, los organismos internacionales inviertan cada vez más en la educación y la cultura con el propósito de facilitar más acercamiento entre las sociedades. Los presupuestos en el campo educativo, cultural, deportivo, deben multiplicarse seriamente y no recortarse como sucede en la mayoría del mundo. No es con guerras, invasiones, tanques y muerte que se resuelven los problemas del mundo, ya lo digo arriba y repito: educación y cultura.

Concluimos tomando las palabras de una manifestante anónima, por cierto, de la tercera edad:

“Hoy no soy judía, no soy católica, no soy musulmana, no soy política, no soy mujer, no soy hombre…Hoy camino con todas y todos para decir que: Soy un ser humano…Gloria a todas y todos los CHARLIES”.

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