Jean Alain y sus poderes como gran chamán

Jean Alain y sus poderes como gran chamán

MARIEN ARISTY CAPITÁN

El tiempo puede pasar todo lo que quiera y jamás podremos entender el porqué de lo que sucedió. El exrector Mateo Aquino Febrillet fue un buen hombre. Nunca mereció morir de una forma tan vil y cobarde y, muchísimo menos, merece que su memoria sea mancillada dándole un trato privilegiado a su asesino, tal como pretendían hacer las autoridades judiciales quién sabe con qué propósitos.
No es posible, a menos que el procurador Jean Alain Rodríguez sea un gran chamán, que Blas Peralta haya superado en apenas dos días el “considerable deterioro” que obligó su traslado al Centro de Corrección Haras Nacionales, un lugar con dejos de vacacional que casi no tiene medidas de seguridad.
Lo más bonito es que tras haber curado a Blas, tal vez por la gran presión social que recibió, el Procurador se despachó diciendo que no permitirá que el tema de salud “sea utilizado ni por Blas Peralta ni ningún otro encartado para tratar de evadirse del sistema ni provocar incidentes que conlleven ausentarse de los procesos judiciales que se les siguen”. ¿En serio (insertar una voz chillona y con tono de incredulidad, por favor)?
Es probable que Jean Alain olvide que los ojos de la gente están puestos sobre él y lo que hace: todos estamos muy hartos de la impunidad y la indulgencia con la que tratan a muchos imputados, por lo que estamos atentos a las decisiones de las autoridades judiciales. Por ello, además, muchos estamos dispuestos a defender la memoria de los Aquino Febrillet y a evitar que los Blas Peralta del sistema judicial sigan saliéndose con las suyas. Está bueno de tantas injusticias y de que siempre nos tomen por tontos.

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