Jeane Kirpatrick, Rip

<p>Jeane Kirpatrick, Rip</p>

UBI RIVAS
La conocida política norteamericana Jeane Kirpatrick, que se destacó en la Era Reagan 1981-89 apadrinando gobiernos fuertes anticomunistas en el final de la Guerra Fría, falleció en su hogar de Bethesda, Maryland, mientras dormía, el día ocho del presente mes de diciembre, a los 80 años.

Kirpatrick era asociada a las damas de hierro de la época, discutible “honor” que compartió con Margaret Tatcher, primera ministra del Reino Unido, que libró la Guerra de Las Malvinas reteniendo ilegalmente las islas que por determinismo geográfico e histórico son argentinas, desde mayo de 1982.

En ese episodio imperialista de Albión, la Doctrina Kirpatrick de apoyo a dictaduras, experimentó un vuelco conceptual, y la primera dama norteamericana en ocupar la representación de su país en el foro de las Naciones Unidas, hizo mutis y giro a su doctrina y se alió con sus primos hermanos los ingleses.

Es la consecuencia consignada en las Sagradas Escrituras, la Biblia, la Palabra de Jehová, que señala la Potencia Binaria, es decir, Estados Unidos y Gran Bretañas, como la última en formarse cuando se produzca la Guerra de Armagedón que define muy claro Revelación, el último libro de la Biblia.

Jeane Kirpatrick asistió, en las horcajadas del poder, a la defunción de la URSS, el colapso de 73 años de barbarie totalitaria comunista que si bien es cierto que catapultó a todas las Rusias como una potencia mundial de cuidado, no menos es que volatizó las libertades fundamentales de la persona y conculcó el natural impulso humano de crecer espiritual, material y conceptualmente, y confinó la disidencia a los Gulags que delineó con perfiles imborrables Alexander Soltzenitzin, en lo profundo y gélido de la taigá siberiana.

Boris Pasternak primero, luego Soltzenitzin y finalmente Andrei Amalrik, y el eco solitario yugoslavo de Milován Djilas, son testigos firmes, como los moais de la isla de la Pascua, de la intemperancia y el genocido comunista.

Su nunca oculta animadversión al totalitarismo comunista constituyó el ingrediente primario y fundamental en auspiciar a gobiernos fuertes planetarios, sobre todo en América, y así, coparticipó con su mandante, el presidente Ronald Reagan, en apoyar a los Escuadrones de la Muerte en El Salvador, cuya mácula más repudiable fue el prontuario del genocidio perpetrado por el BIRI Atlacatl en El Mozote, donde más de un centenar de salvadoreños fueron masacrados a mansalva e indiscriminadamente, mujeres, ancianos, niños.

BIRI es la abreviación de Batallón de Infantería de Reacción Inmediata, una célula exterminadora creada por el Pentágono para liquidar la disidencia salvadoreña frente a la coyunda de la burguesía cafetalera que domina ese país, desde su apoltronamiento en 1931, con el general Maximiliano Hernández Martínez.

Así, la Kirpatrick también obligatoriamente fue co-responsable del asesinato del Primer Ministro de Granada, Maurice Bishop, en 1983 y la invasión militar de su país a la islita caribeña porque dizque era un quisling del presidente Fidel Castro.

También en el proyecto Guerra de las Galaxias, la última ríspida confrontación del presidente Bush con la agónica URSS, un escudo antimisiles ante un hipotético ataque de Moscú al tío Sam, algo imposible en la Era Nuclear porque, como vaticinó en su discurso de jura el presidente JFK, “en una guerra nuclear los sobrevivientes envidiarán a los muertos”.

Co-protagonizó también una era de relativa prosperidad económica cuando el presidente Reagan dispuso la reducción impositiva al complejo militar-industrial y concomitantemente a la acción social y catapultó la inversión en la defensa, esta última disposición contrapuesta a la filosofía de JFK que produjo el magnicidio de Dallas 21 -22-11-63.

Es el apretado prontuario de una dama que estampó su figura histórica en la memoria de su país por la firmeza de sus convicciones, la defensa de lo que entendió los mejores intereses de su patria, y aunque equivocada, diáfanamente honesta y sincera. Paz a sus restos.

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