Jeanne

Jeanne

Jeanne, una caprichosa perturbación atmosférica de traslación lenta y cuyas características pendulaban entre tormenta y huracán categoría uno, ha provocado cuantiosos daños en casi todo el país.

A su paso sobre territorio nacional manteniendo un curso que abarcó casi todas las regiones, provocó grandes precipitaciones que inundaron vastas zonas en el Este, el Noreste y el Norte, principalmente. Sus vientos han afectado numerosos hogares y familias, el suministro de agua potable, carreteras y caminos vecinales, las comunicaciones telefónicas y las redes de energía.

Es temprano para cuantificar los daños, pero de seguro que han sido de magnitud importante.

En el caso particular de las familias damnificadas se necesita una respuesta oportuna y rápida, en base a un orden de prioridades que incluya la prevención de enfermedades. La ayuda oficial debe llegar a ellas cuanto antes, evitando que oportunistas se aprovechen de la situación.

Por experiencia sabemos que uno de nuestros grandes defectos es prolongar la condición de damnificado. Es un defecto de doble vía, pues del mismo modo que hay damnificados de profesión, hay políticos que siempre tratan de sacarle partido a la situación.

Quisiéramos pensar que en esta oportunidad las cosas serán diferentes y que tanto los damnificados como los políticos se esforzarán por dejar atrás cuanto antes estos efectos dejados por la perturbación atmosférica.

No podemos reeditar secuelas como las dejadas por el paso de David, Federico, George´s y otras perturbaciones.

Es necesario restablecer cuanto antes las comunicaciones terrestres, el suministro de agua potable, la energía y el servicio telefónico.

El país no debe permitir que circunstancias como las actuales, inevitables por demás, perturben más allá de lo razonable la actividad económica, la marcha del progreso.

POLVORÍN

Lejos de deponer las armas en el plazo estipulado por el Gobierno Provisional, los grupos insurrectos de Haití han continuado su campaña de control de poblaciones.

Sorprende que, ni por vía diplomática ni con su poder disuasivo, las grandes naciones que mantienen fuerzas militares en ese país han intentado modificar la situación y desactivar el detonante.

Los insurgentes tienen como demanda principal que el Gobierno Provisional recomponga las disueltas Fuerzas Armadas, pero el régimen alega que no está en condiciones de hacerlo. Mientras tanto, los insurrectos han ido apoderándose de territorio y ya controlan todo el Departamento Central, que colinda al Este con Elías Piña; en el Sur dominan Petite Goave, Grand Goave y Jacqmel y en el Norte parte de Gonaives.

Los «amigos» de Haití que mantienen fuerzas militares en su territorio nada han hecho, al menos por el momento, para tratar de desactivar la situación, a pesar de que saben muy bien que es difícil, por no decir imposible, que se puedan organizar elecciones limpias y democráticas bajo las condiciones de asedio y tensión que se mantienen actualmente.

Con toda la prudencia posible, el Gobierno Dominicano debe observar atentamente estos acontecimientos y adoptar en la frontera las medidas de prevención necesarias.

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