Jefatura promisoria

Jefatura promisoria

UBI RIVAS
La jefatura policial del mayor general Bernardo Santana Páez no solamente se perfila promisoria, sino que ha demostrado ser más eficiente que casi todas las anteriores juntas, por los resultados obtenidos, que es cuando y donde se aprecian los desempeños en cualquier gestión, ora pública, ora privada.

El joven jefe policial ha concretizado los pódromos de una sociedad donde el pánico imperante vislumbra disiparse por las terapias «constantes y sonantes» que percibe.

Primero fue el estreno de un programa novedoso, Barrio Seguro, que ha reportado sus éxitos en Capotillo, una de las barriadas más díscolas y cerriles de las centenares pobladas por individuos de meros recursos en todo el país.

Barriadas que se nutrieron con la irresponsabilidad política del presidente Joaquín Balaguer de ofertar regalados apartamentos a residentes en las zonas rurales, sin las condiciones ni económicas ni los niveles condignos para residir en regímenes de condominio.

Como uno de los pivotes para condicionar el continuismo inconcluso que implementó aquel providencial nefasto para los supremos intereses patrios, la población rural que era mayoritaria entonces (1966) en el país, devino  en minoría, y así en sentido opuesto, las ciudades.

Esa variación en la correlación demográfica nacional fueron larvando los vermes que produjeron a la postre, los niveles delincuenciales que aterran a la ciudadanía, con los modismos desconocidos hasta bien entrados los años setenta de la centuria pasada, del narcotráfico, fenómeno social que impulsó la diáspora dominicana, identificados en los dominican york que no acudieron a Estados Unidos a fajarse en una factoría, sino a delinquir, a tomar el atajo de lo más fácil, rápido y orondo para amasijar fortunas, sueños, deportaciones, cárceles y muchas veces, la muerte.

Bernardo Santana Páez es un policía académico, instruido en técnicas muy avanzadas de policía, derechos humanos, psicología de multitudes, apreciación de valores éticos, y está realizando una jefatura policial diferente, sin que se le pueda comparar con ninguna otra, porque el diseño es distinto a todas las anteriores.

El hecho de que contingentes élites subordinados suyos apresaran al temido antisocial Vladimir Pujols, el 30 de marzo último en la sección Guayuyo, cercana a Rancho Arriba, estribación de la Cordillera Central, no solamente traduce eficiencia, sino que revela que cuando la Policía quiere, puede.

Que el mito de Vladimir Pujols lo amamantó la corrupción de todos los jefes de destacamentos y sus subordinados en Azua desde que fue declarado prófugo de la institución del orden, «el cuerpo del orden», como reitera el eficiente y querido relacionador público de la Policía, general Simón Díaz, un hombre que ha dejado su salud por servir a su institución.

Que lo correcto es que el jefe policial recomiende a su superior inmediato, el comandante en jefe de la PN y las FF.AA., el Presidente de la República, la cancelación ipso facto de todos los policías de todos los rangos que estructuraron el cuartel policial de Azua desde que Vladimir Pujols fue declarado enemigo público número uno de la sociedad dominicana.

Así se establecería un aleccionador precedente, para que en lo sucesivo, los policías de todos los rangos se abstengan a las consecuencias de proteger a delincuentes en perjuicio de la sociedad dominicana y desvirtuando el rol que le asignan los reglamentos y las leyes.

El general Santana Páez proyecta, y lo conseguirá si lo dejan tranquilo seguir trabajando, hacer de RD un Barrio Seguro, de 48,442 kts. cuadrados que es la superficie de nuestra territorialidad.

El general Santana Páez las tiene todas consigo para triunfar, y con él la Policía, la confianza nacional en la Policía, apuntalamiento para la democracia y para el gobierno del presidente Leonel Fernández. ¡Alea jacta est!.

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