Jerusalén  recordó ayer  la entrada de  Jesús

<P>Jerusalén  recordó ayer  la entrada de  Jesús</P>

JERUSALÉN. EFE. Miles de peregrinos venidos de todo el mundo participaron ayer en la tradicional procesión del Domingo de Ramos en Jerusalén, emulando la entrada triunfal de Jesús en la ciudad amurallada a lomos de un pollino.

Ramas de palma, de olivo, flores, sencillas cruces de madera y banderas de distintas denominaciones y hermandades recorrieron los más de cinco kilómetros de trayecto por las empedradas calles del Monte de los Olivos y la ciudadela antigua de Jerusalén.

Con esta conmemoración arranca la Semana Santa, que este año coincide con la Pascua judía (Pésaj), circunstancia que trae consigo en Israel un ambiente doblemente festivo, y que a la vez implica un aumento de las medidas de seguridad.

 Los fieles y peregrinos se dieron cita a mediodía en la iglesia de Betfagé, situada extramuros, donde según una tradición que data del siglo VII se encuentra la piedra que empleó Jesús para subirse al borrico con el que entró en Jerusalén.

“Hoy recordamos el ingreso de Jesús en Jerusalén como mesías, como un rey que va montado sobre un burro, símbolo de pobreza y de simplicidad”, explicó a Efe el vice-custodio de Tierra Santa, el padre franciscano Artemio Vítores, quien flanqueado por dos hileras de monjas, encabezó uno de los grupos de la procesión.

En medio de un ambiente festivo, acompañado por un tiempo excepcional y un día soleado, los peregrinos entonaron cánticos en idiomas como el árabe, inglés, francés, latín, polaco, español o portugués, destacando por encima de todo, los hosanna o alabanzas al Señor.    “Aquí se reúnen miembros de la iglesia del mundo entero con la misma finalidad, que es acompañar a Cristo. Aquí hacemos Iglesia», manifestó Graciela Magaña, una emocionada peregrina que participó en la procesión por cuarta ocasión.    Junto a ella surgían coros espontáneos, acompañados por el ritmo de palmas, tambores y panderetas, mientras que los ramos eran agitados con fervor por los asistentes.

Una de las comunidades más numerosa fue la de devotos filipinos, pues en Israel viven decenas de miles de trabajadores de esa nacionalidad, que profesan la fe católica. Con una bandera de la hermandad del “Buen Pastor. Comunidad filipina”, este grupo imprimió optimismo.

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Conmemoración

Junto a ella surgían coros espontáneos, acompañados por el ritmo de palmas, tambores y panderetas, mientras que los ramos eran agitados con fervor por los asistentes.    Una de las comunidades más numerosa fue la de devotos filipinos, pues en Israel viven decenas de miles de trabajadores de esa nacionalidad, que profesan la fe católica. Con una bandera de la hermandad del «Buen Pastor. Comunidad filipina», este grupo imprimió un espíritu de optimismo en sus canciones, que se extendió a los que marchaban.

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