Jesús de la Rosa – Mario Vargas Llosa en Irak

Jesús de la Rosa – Mario Vargas Llosa en Irak

Ya está a la venta en las principales librerías de Santo Domingo el libro «Diario de Irak», del laureado escritor peruano Mario Vargas Llosa.

Se trata de un reportaje sobre la guerra que libran los Estados Unidos, Inglaterra y España contra la resistencia iraquí.

Ilustrada con fotografías tomadas por la hija del autor, la obra «El Diario de Irak» se nutre de la experiencia vivida por el conocido escritor durante su corta visita de doce días a Irak, entre el 25 de junio y el 6 de julio del 2003, en contacto con militares interventores, con líderes iraquíes, con cooperantes de entidades internacionales, y con gente de la calle de Bagdad, Nayaf, Kerbala y de otras ciudades iraquíes.

La intervención militar de Estados Unidos, Inglaterra y España en Irak y el derrocamiento del gobierno de Sadam Husein sin contar con la anuencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas han sido muy cuestionados en los foros internacionales.

El argumento de que el ejército de Sadam Husein contaba con armas químicas y bacteriológicas de destrucción masiva, y que estaba en vía de fabricar armamentos nucleares, falso por demás, no convenció a los líderes de las grandes naciones industrializadas que, con la excepciones del Primer Ministro inglés y del Presidente del gobierno español, se negaron a apoyar a los Estados Unidos en la aventura de intervenir militarmente a Irak.

Los líderes de los países opuestos a las acciones militares contra la antigua Mesopotamia percibieron que detrás de la predicada intención de los Estados Unidos, Inglaterra y España de ayudar al pueblo iraquí a emanciparse de una cruel dictadura se encontraba el interés de esas grande sanciones de apoderarse de los yacimientos petroleros de Irak y de administrar en sus propios beneficios las riquezas naturales de ese país.

Luego de su estadía de 12 días en Irak, Mario Vargas Llosa llegó a la conclusión de que, al margen de todos esos argumentos, la naturaleza del régimen de Sadam Husein constituía una razón de por si suficiente para justificar la intervención militar de las grandes potencias en Irak.

Vargas Llosa se encontraba entre las personalidades del mundo político que protestaban por las acciones militares de los Estados Unidos, Inglaterra y España contra Irak. Ahora, don Mario Vargas Llosa está convencido de la justeza de esas acciones; y cree firmemente en que, al amparo del poder militar y hegemónico de los Estados Unidos y de otros países, Irak se convertirá en unos años en una nación próspera, moderna y regida por un orden democrático.

Pasando por alto el hecho de que el presidente George Bush ya había decidido intervenir militarmente en Irak para derrocar al régimen de Sadam Husein contando o no con la aprobación del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, el destacado hombre de letras peruano estima que la amenaza de veto de parte de Francia fue lo que impidió que la intervención militar en Irak fuera legitimada por el organismo llamado a preservar la paz del mundo.

Mario Vargas Llosa considera como peligroso «sentar como norma el derecho de las naciones democráticas de actuar militarmente contra las dictaduras, para facilitar los procesos de democratización, pues en algunos casos semejante principio podría convertirse en una cortina de humo para aventura de carácter colonial». Pero, don Mario Vargas Llosa plantea que una intervención militar podrá estar justificada en casos excepcionales: cuando por su naturaleza extrema, sus excesos criminales y genocidas, una dictadura ha cerrado todos los resquicios de libertad que permitan una acción pacífica de resistencia a su propio pueblo, o cuando se convierte, por sus iniciativas beligerantes contra sus vecinos y sus atropellos a los derechos humanos, en un serio peligro a la paz mundial».

Don Mario Vargas Llosa estima que el régimen de Sadam Husein se ajustaba a esa excepcionalidad.

Pero, ¿qué habría de suceder si, en vez de uno, existieran dos o más bloques de países regidos en supervisores del comportamiento político de los demás?

No olvidemos lo ocurrido en España durante los tres años de guerra civil que siguieron a la victoria electoral del Frente Popular -una coalición de partidos de izquierda- en las elecciones generales de 1936 frente a los partidos de derecha agrupados en un llamado Frente Nacional.

Cinco meses después de la victoria electoral del Frente Popular, unos militares del Ejército español encabezados por e general Francisco Franco, después de apoderarse de las guarniciones de Melilla, Tetuán, Ceuta y Laroche, se declararon en rebeldía contra el gobierno de la República. Al día siguiente, el alzamiento se extendió, llegando a la península a partir del 18 de julio de 1936.

La causa republicana iba contra el fascismo, los terratenientes, los privilegiados. Su enemigo, la extrema derecha española, iba contra las organizaciones populares, los hambrientos, los sin Dios.

Dizque para impedir que el conflicto español degenerara en un enfretamiento bélico entre las grandes potencias, los Estados Unidos, Francia e Inglaterra enarbolaron el Principio de la no Intervención, privando así a las autoridades legítimas de la segunda República de poder adquirir en esos países, a título de compra, los armamentos que necesitaba para librarse de las embestidas de los militares facciosos.

Mientras esto ocurría, la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler le proporcionaban a los militares golpistas toda la ayuda que necesitaban para vencer la resistencia del pueblo español.

Gracias a la ayuda prestada por Hitler y Mussolini Franco ganó la guerra.

Entre uno de los usos que hizo el tal Paulino Hermenegildo Teódulo Franco y Bahamonde (general Francisco Franco) de su victoria se cuenta el haber cargado sobre sus espaldas con más crímenes que todos los que pudo haber cometido el moro de Sadam Husein.

En la próxima entrega continuaremos con nuestros comentarios sobre la obra de Mario Vargas Llosa.

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