Jesús y la muerte de mi madre

Jesús y la muerte de mi madre

Cuando Simeón, un hombre justo y piadoso, le dijo a la madre de Jesús que una espada traspasaría su alma (Lucas 2:35), a lo mejor, se refería a que una angustia profunda y penetrante le tocaría el corazón.
Posiblemente, ella no entendía en ese momento; y tuvo que esperar mucho tiempo; cuando Jesús le dijo, desde la cruz: Mujer, he ahí a tu hijo, (Juan 19:26) y también le dijo al discípulo amado: He ahí a tu madre. Ya Jesús está prácticamente al morir, crucificado, maltratado, humillado, golpeado….

Cuál habrá sido el sentimiento de esa madre en esos momentos? Sin duda, que había una angustia profunda, una espada penetrante le dolía en su ser.

Jesús, cuenta la biblia, también se conmovió en espíritu cuando se acercó a la familia de Lázaro, y encontró a todos sus parientes llorando, incluyendo a Marta y a María. Y dicen las Sagradas Escrituras que Jesús lloró. (Juan 11:35). Jesús era 100 por ciento hombre; y 100 por ciento Dios.

Y como persona, profundamente conmovido, se acercó a la tumba en donde estaba Lázaro ya con cuatro días de muerto, y pidió que quitara la piedra puesta encima. Y preguntó que si crees, verás la gloria de Dios! Y oró al Padre, y le pidió a Lázaro que se levante de esa tumba. Y Lázaro se levantó.

Pude visitar esa tumba en Jerusalén, y pude ver cuántos escalones hay para bajar o subir de esa tumba. Quizás pude contar 28. Levantar un muerto sí que fue un milagro de Dios!!
Pero dice la Biblia que Jesús lloró. Por solidaridad, por afecto a Lázaro y a su familia, por el ambiente de tristeza que había en esa familia. Porque Jesús tenía un alma, tenía sentimientos, como cualquier persona.

Pero como Dios, Él sabía que podía levantar a Lázaro; y ahora sabemos que el que cree en Dios, aunque esté muerto vivirá; Dios puede levantar a todos aquellos que han muerto confiando y creyendo en él.
Cuando Jesús oró momentos antes de su apresamiento, dice la Biblia que su alma estaba muy triste, hasta la muerte (Mateo 26:38), la misma alma que esa espada del guardia le traspasaría cuando estaba en la cruz.

Pero Jesús tenía espíritu y cuerpo; y su cuerpo fue levantado al tercer día. Porque su espíritu nunca murió, sino que lo entregó al Dios Padre.

Hoy lloro la muerte de mi madre: Idalia María Suzaña Sánchez viuda Galván, a los 88 años, porque mi alma está triste, profundamente adolorida por su partida. Pero a la vez siento paz, porque antes de morir ella aceptó a Jesucristo en su corazón; y se que su espíritu también estará descansando ante la presencia de Dios para toda la eternidad.

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