Jimaní: dolor y vergüenza forense

Jimaní: dolor y vergüenza forense

El lejano sur dominicano en la zona fronteriza ha sido inmisericordemente golpeado por el desbordamiento de las aguas de ríos y cañadas a causa de las continuas lluvias torrenciales ocurridas durante el penúltimo fin de semana de Mayo de 2004. Centenares de vidas se han perdido en el poblado de Jimaní, provincia Independencia.

El país se siente sacudido ante la magnitud de la tragedia y los gestos de solidaridad tanto nacional como internacional no se han hecho esperar. El pueblo dominicano, los hermanos esparcidos por otros confines de la tierra, así como muchos ciudadanos de otras nacionalidades han estado recabando fondos para hacerlos llegar a las familias afectadas.

Resulta penoso que ese comportamiento no haya sido correspondido por funcionarios gubernamentales con la efectividad y en la misma proporción en que se ha expresado la sociedad civil. Las imágenes mostradas al mundo a través de las pantallas de los televisores y por el Internet, desgarradoras en un sentido, resultaron bochornosas en el otro. Solamente bastaba mirar la forma cruel e inhumana como eran manejados los cadáveres rescatados de las aguas fangosas en las cercanías del lago Enriquillo.

Dónde estaba la coordinación estatal de la Defensa civil, Fuerzas Armadas, Salud Pública y Patología Forense? )Acaso ignoraban que una de las tareas primordiales a realizar con los cuerpos sin vida que se rescataran era la de identificar a los mismos? Lo primero que debieron hacer las autoridades responsables de este tipo de operativo de emergencia era la de rodear militarmente la zona de desastre. Luego se establecían los corredores para evitar el caos y poder agilizar el movimiento de las brigadas de rescate, así como el flujo de los sobrevivientes hacia los refugios.

Había que instalar una morgue provisional y conseguir patanas o furgones con equipos de refrigeración en donde se depositarían los muertos a fin de registrarlos mediante fichas forenses. También serían fotografiados tanto de frente como de perfil y se tomarían las huellas digitales. Se anotaban datos sobre la vestimenta, la edad, sexo, raza, el pelo, la talla, peso aproximado, marcas o señas particulares, prendas, dentadura, etc.

En caso de descomposición avanzada se procedería de inmediato a realizar la necropsia y a guardar los restos en bolsas plásticas especialmente diseñadas para cuerpos putrefactos. A cada caso se le asignaba un número y luego se colocaba a las victimas en un orden secuencial. Según fueran apareciendo familiares en reclamo de sus difuntos se verificaba la identificación y de manera legal se levantaba el acta de defunción procediendo a entregar el muerto a sus deudos. Los casos que no eran reclamados y que ya estaban muy descompuestos y habían sido autopsiados podían ser sepultados en tumbas marcadas desde donde podían ser fácilmente exhumados en fecha posterior para fines de identificación definitivos y/ o traslado de los mismos.

Por qué era importante contabilizar e identificar a los muertos? Por razones éticas, religiosas, sociales y principalmente legales. Imaginemos la situación de una joven embarazada, o el de una madre con dos o tres hijos que en estos momentos pasa por la incertidumbre de no saber si su desaparecido marido vive o ha aprovechado el desborde para abandonar su familia.

Pagarán las aseguradoras una póliza de seguro de vida cuando todavía no se puede generar un acta de defunción que ofrezca el aval necesario para el correspondiente desembolso de dinero? )Qué tan confiado se sentirá un turista de que si le pasa una tragedia fatal sus restos van a ser identificados y enviados a sus seres queridos en ultramar para una cristiana sepultura?

(Que Dios perdone a las salientes autoridades forenses del gobierno pepehachista por la y dejadez y la torpeza con que han manejado los cadáveres de las víctimas de las inundaciones de Jimaní!

Publicaciones Relacionadas

Más leídas