Joaquín Balaguer: su camino por el tiempo

Joaquín Balaguer: su camino por el tiempo

REGINALDO ATANAY
Nueva York.-
El ex presidente Joaquín Balaguer ha sido el único muerto al que sepultaron en un cementerio dominicano después de las 6 de la tarde. Y para acentuar aún más el fenómeno, los zacatecas metieron el cuerpo del político y escritor en su nicho, casi al filo de la media noche, en medio de una solemnidad popular, en la que miles de gentes -con gorras y sin ellas- le decían adiós al “Doctor” que con aspecto paternal y mano dura ejerció el poder político en Dominicana por 22 años.

Entonces, como ahora, hubo alabanzas y diatribas, dirigidas al hombre que supo sortear una situación dificilísima, a raíz del asesinato del dictador Rafael L. Trujillo, en cuyo régimen se manifestaron tanto el progreso como el terror, así como la adulonería y los favores. Y la muerte.

En los tiempos cercanos a su muerte, (pero no tan cercanos), Balaguer solía frecuentar el cementerio en donde reposan restos de familiares cercanos suyos. Y en varias ocasiones, en el cementerio, daba declaraciones sobre la situación del país, de su partido… de cuanta cosa le preguntaran los periodistas, quienes fueron amoldando la costumbre de esperarlo, en determinado día, en el camposanto, adonde iba a honrar la memoria de sus seres queridos.

Porque Balaguer dijo que tenía un pie en la vida, otro en la sepultura, mucho antes de que llegara ese momento supremo; daba a entender, con ese decir, que su vida física iba declinando, y la veía, como lo manifestó en uno de sus libros, “con venda transparente” haciendo alusión a la ceguera que lo abatió por muchos años.

Ahora que acaba de cumplirse el centenario del nacimiento de Balaguer, hubo elogios por parte de sus familiares, correligionarios, del Presidente de la República. Y también se diseminaron diatribas contra el ex mandatario, algunas de las cuales, por su carácter marcadamente pasional e insultante, no tuvieron cabida en los medios dominicanos de comunicación masiva.

Los adversarios del estadista le achacan, como crimen, su colaboración estrecha con la dictadura de Trujillo olvidando, en ese afán, que en aquel tiempo la inmensa mayoría dominicana; sí, la inmensa, se manifestaba como trujillista. Y se contaban por millares los que adulaban al régimen, y también los que querían adularlo, pero no sabían dónde hacerlo, para que la gente y los del mismo régimen los vieran y sintieran.

Fue, aquel tiempo de Trujillo, y de los demás dominicanos, un tiempo azaroso, si se quiere, pero aleccionador e indicador de hasta dónde llegan las pasiones humanas cuando se busca determinados beneficios.

Desde luego que el régimen de Trujillo fue irrespetuoso a la dignidad humana y que no sólo propició asesinatos, sino que también se instalaron cámaras de tortura en donde sometieron a los peores vejámenes a cientos de personas que los servicios de inteligencia apresaron por sus actividades antitrujillistas. Muchos de esos torturados fueron asesinados.

Pero, entonces, Balaguer ¿qué hacía? El hombre estaba metido en sus libros, en los trabajos tanto políticos, administrativos o diplomáticos que le encargó realizar el régimen… y complaciendo a muchas madres indigentes que se le asomaban buscando becas, ayudas económicas y de otro tipo para que sus hijos pudieran realizar o completar sus estudios.

Pudimos ver, infinidad de veces, cómo la gente se aglomeraba, poco después el mediodía, alrededor de la casa en donde vivía una de sus hermanas, y adonde Balaguer acostumbraba almorzar, para pedirle ayuda. Y vimos, muchas veces, a Balaguer, con un portafolio desvencijado debajo del brazo, ir metiendo las cartas de petición de ayuda que le llevaban. Eso sucedía en la calle Estrelleta, próximo la calle Padre Billini, cercano a nuestra casa, que estuvo situada en la calle Cambronal, en el sector conocido como Ciudad Nueva.

Leonel: ¿metedura de pata política? El presidente Leonel Fernández ¿tuvo una “metida de pata” política al tributarle un homenaje póstumo al ex presidente Balaguer, en la misma sede del Gobierno, en el Palacio Nacional? Nosotros creemos que no; todo lo contrario. Fue un acto de justicia.

El presidente Fernández medio le pagó al ex presidente Balaguer la ayuda efectiva que le brindó para que alcanzara el poder. Mas no fue un acto de adulonería o servilismo, sino un reconocimiento público al pensamiento, trabajo e ideales de Balaguer.

Se han alzado poderosas voces, en el medio quisqueyano, para manifestar su repudio al homenaje. Y pocas voces se han oído aplaudiendo el gesto. Eso es natural. Es natural, porque en Dominicana se estila la maña esa de “nadar y guardar la ropa”. Y mucha gente -política o no- madura mucho lo que va a decir públicamente, por temor a que en cualquier situación futura usen su pronunciamiento para fastidiarle, o cualquier otro propósito. Fernández bien pudo haber dejado pasar la fecha del centenario del natalicio de Balaguer, y soltarle esa tarea a los herederos políticos del difunto mandatario.

Mas prefirió hacer el homenaje, sabiendo del tipo de comentarios que la actividad atraería. (El Presidente madura antes, tanto sus pronunciamientos como sus acciones, al igual que hacía Balaguer. Y cuando hace y dice lo que dice y hace, es porque le ha buscado los pros y los contras). Y más aún -cosa rara en un político- para satisfacer su manera de sentir y de pensar.

Las cosas que Fernández dijo de Balaguer en Palacio, constituyen verdades. Cierto es que el creador del Partido Reformista Social Cristiano siempre antepuso los intereses del país ante cualquier circunstancia; cierto que fue un incansable hombre de trabajo, como cierto es también que ha sido una figura singularísima en la vida nacional dominicana y que la historia criolla no registra a ningún otro hombre público con las cualidades que Balaguer mostró poseer.

Los adversarios de Balaguer siempre recuerdan los célebres doce años de sus primeros gobiernos, en los que la represión política y policial se hizo sentir con toda su intensidad.

Cierto es que ese fue un oscuro tiempo en el que proliferaron las muertes, apresamientos, golpizas a los manifestantes políticos.

Y cierto es que, en ocasiones, el país sintió como que el control nacional se le iba de las manos al mandatario.

Pero el mismo Balaguer recordó más de una vez, que cuando él entró al poder en 1966, el país estaba en una situación sumamente convulsa. Y los odios estaban diseminados por los cuatro puntos cardinales.

Hay que tener en mente que la guerra civil que se desarrolló en el barrio de Ciudad Nueva y sus alrededores, en Santo Domingo, generó demasiados odios, los que se agregaron a los otros odios que estaban en vigencia desde que derrocaron al presidente Juan Bosch.

En aquellas circunstancias, el mismo Bosch, ya de regreso a su país tras el golpe de Estado, debió esconderse una que otra vez, para salvar el pellejo.

Habiendo cesado las confrontaciones de la guerra, aparentemente se iban pacificando distintos grupos, pero algunos de ellos sólo lo hicieron en apariencias, y es sabido que ciertos grupos políticos extremistas llegaron a ejecutar a uno u otro de sus dirigentes, y luego esos mismos sectores le echaron la culpa al gobierno de turno, de esas muertes.

El grupismo político y militar supo enfrentarlo Balaguer, y aunque no llegó a hacer todas las cosas que se ansiaban, al menos intentó algunas, lo que ayudó a que el espectro político fuera perdiendo tensión, y el ambiente general, mejorando.

Es muy probable que la presencia de Balaguer en el poder, a raíz de la muerte de Trujillo, y luego, al cesar los enfrentamientos de la subsiguiente guerra civil del 65, haya resultado en colador de ímpetus que ayudarían a detener muchas pasiones que se desbordaron.

Avanza contigo mismo hacia las profundidades de tu ser y desde allí, vuelve al exterior de tu consciencia provisto de las herramientas que te serán de utilidad en el ejercicio de la vida. Porque… no has de olvidar que desde tu interior es de donde emana todo el poder creador con que cuentas, y que ese poder está encadenado al poder omnisciente de la Divinidad. De ahí tu grande semejanza con lo divino.

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