Si hay una exposición que nos agradó, fue la de Joaquín Basanta en el nuevo y alentador centro de arte actual Akira, dirigido por María Consuelo Padilla. Nuestra satisfacción, al disfrutar esta muestra, se afianza, no solo por la calidad de las obras, sino por una evolución muy prometedora, que permanece fiel a las que conocimos: ya concepción y formalización nos habían parecido personales, diferentes en el contexto contemporáneo, a la vez atrevidas y fieles a la tradición, Además, tuvimos la dicha, junto a Salvador Bergés – el presente autor de una excelente museografía en un espacio difícil y exigente-, de seguir a Joaquín durante varios meses.
Pocas veces, habíamos encontrado a un artista emergente con tanta seriedad y tantas inquietudes, que sometía la forma a conceptos complejos, que no evadía la crueldad, pero, de repente, sus enfrentamientos alcanzaban un florecimiento desconocido, e imperaba la paz reencontrada…
Notamos una vocación, un llamado interior, y ahora, si la nueva propuesta expositiva tiene un título casi misterioso –“Francotirador ciego”-, de todos modos, evidencia la libertad, la decisión, la responsabilidad.
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Exposición y Dibujos
Joaquín Basanta presenta 26 dibujos –todos nuevos prácticamente- y cuatro pinturas digitales de amplias dimensiones si las comparamos al formato de los dibujos. Ahora bien, una relativamente pequeña exposición… puede ascender al nivel de gran muestra, y así consideramos este conjunto que privilegia la pureza de las líneas y del negro absoluto que sobresale en la hoja de papel inmaculada.
Este oficio en principio tradicional, no es impulsivo, tampoco de esencia intuitiva, corresponde a una verdadera puesta en página y a una progresión de la forma, trazando cuerpos fragmentados y enigmáticos, que invitan a una lectura reflexiva. De ninguna manera, un dibujo de Joaquín Basanta “acepta” la ojeada instantánea, equivaldría a no verlo.
No pretende a una representación de lo real e identificable, se acerca a una “imaginería” onírica, pero ni surrealista ni automática, que esmera los contornos y ahora no evade la volumetría, su seducción en el cuerpo femenino de espalda, o la aflicción en un rostro conturbado y herido…
Tampoco olvidamos aquellos curiosos rostros máscaras, fantasmagóricos y con miradas interiores. Cabe señalar que Joaquín cuando lo decide o lo idea, tiene un dibujo anatómico precioso. Así, nos entrega una mano de refinamiento perturbador.
Desde su primera exposición, habíamos notado la introspección o más bien la vibración interior que emana de sus imágenes corporales o florales. La exquisitez y la depuración técnicas, que no dejan de impresionar, instrumentan la trascendencia psicológica y/o subconsciente, pero tampoco Joaquín Basanta carece de sentido crítico.
Nos encantó la aparición de los animales, y cómo los capta con ternura, llegando a causar emoción. Y él dibuja un ala abierta con la precisión de un clásico…
Las pinturas digitales
Desde la exposición precedente en Bellas Artes, acogimos con el mayor beneplácito la parte digital, que sitúa a Joaquín en su generación.
Es ciertamente loable y poco frecuente, que un creador joven disfrute y haga disfrutar, sobre todo en una misma exposición, una expresión de vigencia histórica y ejecución austera con la innovación tecnológica, la humildad objetiva del papel con la magia de la pantalla. Esta dualidad es un ejemplo y amerita felicitaciones.
Estas pinturas digitales son abstracciones de colores, cromáticamente muy armoniosas, bien “diseñadas” en el espacio, ligeras, flotantes y fluctuantes. Podrían ser hermosas pinturas físicas… sobre tela: ¡esto lo dice una generación del siglo pasado!!! Nos parece que el color juega además un papel de animación, que permite tomar aliento estético entre el blanco y negro preponderante.
Coda
Amable López Meléndez que agrega a sus talentos de curador, consejero y crítico, el de poeta, ha hecho una bella selección de obras, y, en su presentación, hizo resaltar la pasión de Joaquín Basanta por la música con su aproximación a una grandiosa ópera romántica de Weber, “El Francotirador”.
Ojalá, en una actividad paralela, nos ilustre todavía más acerca de esa relación.
Consideramos muy positivo el acercamiento entre las artes. En pocas palabras, la exposición de Joaquín Basanta nos revela su madurez ascendente y un porvenir abierto de excelencia.