Joaquín Gerónimo escribe libro
“En el nombre de Juan   Bosch”

<STRONG>Joaquín Gerónimo escribe libro</STRONG><BR>“En el nombre de Juan   Bosch”

Joaquín Gerónimo, Leonel Fernández y Euclides Gutiérrez son los tres escritores que conozco más cercanos al ex presidente Juan Bosch, aunque el único que ha conseguido biografiar al eximo escritor y político de los tres es Gerónimo. 

“En el nombre de Bosch” es una obra sin desperdicios que el arquitecto Joaquín Gerónimo originalmente publicó, en 304 páginas, en diciembre de 2001; hizo una segunda edición en agosto 2008 y la tercera salió octubre de ese año.

Gerónimo exhibe un dominio prístino de la narrativa, así como de los sucesos acaecidos en el mundo de la política, que es la conducción del destino nacional, a partir del laureado escritor   asumir la presidencia de la República el 27 de febrero de 1963, hasta el actual tercer gobierno del presidente Leonel Fernández.

Compañero y  contemporáneo de Leonel en la barriada de Villa Juana, Gerónimo se matriculó muy tempranito en el comité del PLD Juan Núñez Mieses de Villa Consuelo, convidado y atraído por Leonel, junto a Hugo García, Fidel Soto, José Santana y Héctor Galván, actual embajador de República Dominicana  en Seúl.

Gerónimo relata como fungía de “canillita” repartiendo  “Vanguardia del Pueblo” entre los callejones barriales para accesar a “la parte de atrás”, donde se hacinan las mayorías irredentas de los barrios,  peinando Villa Juana y Villa Consuelo “en todos sus entresijos”.

Apenas documentados “éramos increíblemente felices, en medio de las privaciones y el sacrificio personal, en la lucha por los ideales de justicia social”, describe con un mensaje emotivo el arquitecto escritor en su obra en que no solo perfila a Bosch, sino también a Leonel, a quien califica de “discípulo más aventajado”, y no exagera.

La obra, completa, didáctica, obligatoria de consulta, con rigor expositivo ilustrativo, en torno al luengo trayecto de Bosch en el ajetreo político y en la incandescencia productiva literaria, sicológica, histórica, sociológica, riquísima, es el símil de uno de los laureados cuentos del maestro, escalando el peldaño de lo anecdótico, que es levadura primigenia de la historia.

En el serpenteo pletórico de nutridas experiencias de Bosch durante su primer exilio antitrujillista, el mercadólogo político que sedujo a las grandes mayorías con el “borrón y cuenta nueva”, fue fulminado como un rayo convincente por los siete látigos de Viriato Fiallo contra los “negritos come cocos”: resultó que  aquel histórico 20 de diciembre de 1962 sus paisanos le depositaron 619,491 votos contra 317,327 a Unión Cívica Nacional. 

La meticulosidad y el respeto que siempre le merecieron a Bosch los dineros del contribuyente que conforman al erario, el Presupuesto Nacional, el más poderoso instrumento económico de todos los países del mundo, rechazar el 10% de comisiones y no adquirir una nueva flota de aviones de guerra, anular la reelección, formalizar la heredad agraria e instituir la educación laica, fue como un filete que se ofrece a un niño recién nacido para el oscurantismo político de entonces, signado por la claque trujillista y los que pretendieron asumir el relevo hegemónico de aquella situación miserable.

La revolución del PLD, de  un partido de cuadros en que las coyunturas históricas todo lo deciden, lo obligó a revolucionar a uno de masas; el forcejeo con las clases dominantes, los llamados poderes fácticos, el golpe de Estado, la guerra de abril, las escuelas políticas que instauró el maestro forjador de dos partidos políticos, guiando a ambos a conducir el destino nacional, todo eso está planteado en el libro de Gerónimo.

Timonel y gran capitán de los acontecimientos estelares de la segunda mitad del siglo XX,  tiempo que compartió con el doctor Joaquín Balaguer, de formación y visión de la sociedad completamente  opuesta,  convirgió con él para cerrar el paso a José Francisco Peña Gómez, por motivos gemelos: en Balaguer porque no podía permitir que un pupilo suyo, Fernando Álvarez Bogaert accediera el poder, sabedor de que Peña Gómez agonizaba del cáncer de páncreas que le costó la vida, y Bosch idéntico con el Dantón de la Lorna del Flaco.  Fue una tenaza que agarrotó y marcó el final de Peña Gómez en su trayecto político.

Gerónimo describe cómo Bosch, por resentimiento contra el imperio unipolar que le derrocó del poder, adentró la proa del conceptualismo político en los antípodas, enemigos jurados de Occidente, Vietnam de Ho Chi Minh, China de Mao, Corea del Norte de Kin II Sun, Yugoslavia de Josip Broz Tito y luego retornar “al puerto de origen” bajo el palio umbrío y decididor del Potomac. 

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Bosch y la política

Porque la política es la ciencia de lo posible y como la vida de los hombres, manejada por el demiurgo imperceptible de las coyunturas, por los súcubos y los gnomos de las circunstancias.  El anatema contra el populismo de ayer es la barca útil para sortear el vado del presente, todo inscrito en la “semoviencia” y la conveniencia que conforma el manejo de los imponderables, terciar las jarcias e ingresar airoso al fondeadero final, con la pericia con que sortean las aguas procelosas los avezados capitanes.  “En el nombre de Bosch” se detalla  y pormenoriza un trayecto estelar del decursar de la política vernácula, del maestro superbo que fue Bosch, pero también los resplandores que percibimos los dominicanos uncidos al relato veraz de los sucesos de Leonel Fernández, con sus críticas y fallas de todo ser humano, pero el único líder político con que cuenta el país hoy en día.

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