Joaquín Sabina “se sacó una espina” en Montevideo ante su “público soñado»  

Joaquín Sabina “se sacó una espina” en Montevideo ante su “público soñado»  

Montevideo, (EFE).- El músico español Joaquín Sabina deleitó hoy en Montevideo a sus apasionados seguidores uruguayos, a quienes consideró su “público soñado” y ante quienes se quitó una “espina” que tenía atravesada desde el año pasado cuando una inoportuna “cagalera” le impidió ofrecer el concierto que esperaba.  

Ataviado con sus clásicos bombín, chaqueta negra, camiseta a rayas y unos vistosos pantalones rojos, el veterano cantante andaluz desgranó en el estadio Charrúa de la capital uruguaya más de una veintena de sus mejores canciones que forman parte del repertorio de la gira “El penúltimo tren” que realiza por América Latina.  

Pasados unos minutos de las nueve de la noche, las luces del estadio se apagaron y surgieron sobre el escenario los músicos, encabezados por Antonio García de Diego y Pancho Varona, que acompañan fielmente al cantautor desde hace largos años.  

Con su voz aguardentosa y su sonrisa canalla, Sabina arrancó con “Esta noche contigo”, “Tiramisú de Limón”, “Virgen de la amargura” y “Ganas de…” antes de hacer una pausa y dirigirse a sus fieles montevideanos.  

“Montevideo es una ciudad que siempre nos hace sentir excesivamente bienvenidos”, dijo el músico, antes de explicar su intención de sacarse “la espina” del año anterior, cuando se le “atravesó un chivito” (típico sandwich uruguayo de carne, huevo, queso, panceta y jamón, entre otras cosas) que le dio “una enorme cagalera».   Entre las risas de los asistentes, mayoritariamente jóvenes, Sabina también afirmó que sus aficionados uruguayos “llevan siendo veinte años” su “público soñado».  

 En su presentación, el músico de Úbeda también reconoció que está en deuda con el país y que le debe una canción, algo que, según dijo, será difícil de cumplir porque “Uruguay se merece la canción más hermosa del mundo».   Aún así, Sabina tuvo tiempo para recitar un poema sobre el país, en el que confesaba su amor y respeto por la cultura uruguaya, sus músicos, el equipo de fútbol de Peñarol y la playa de Pocitos de Montevideo.   Con todo el público ya en el bolsillo, Sabina continuó su recital con otra sarta de clásicos como “Medias negras”, “Aves de paso” y “Peor para el sol».

   “A veces las canciones escritas con el corazón y no con la calculadora sirven para algo. Esta canción me sirvió para conocer a una costarricense de 91 años, que no es mi novia porque no quiere”, dijo al presentar “Por el boulevar de los sueños rotos”, tema que le dedicó a Chavela Vargas y uno de los favoritos del público.  

 Con “Llueve sobre mojado”, el cantante, cuya voz suena cada día más frágil, dejó el escenario a sus músicos, que interpretaron “El rocanrol de los idiotas”, con la voz de Pancho Varona y “Quiero ser una chica Almodóvar”, a cargo de la portentosa voz de Marita Barros, corista de Sabina desde hace años.  

 Barros volvió a lucirse en la presentación de “Y sin embargo”, otra de las canciones favoritas de la gente.   Sabina incluso tuvo tiempo de rescatar “Una canción de amor”, un tema suyo muy roquero que popularizaron Los Rodríguez, que dio paso a la festiva «19 días y 500 noches”, uno de los puntos más álgidos del festival.  

“Princesa” sirvió como despedida antes de la tanda de bises, que comenzó con Antonio García de Diego interpretando “Tan joven y tan viejo” y prosiguió con “Noches de boda».  

“Corresponde a ustedes decidir si nos sacamos la espinita. Sólo quiero decirles que se quedarán en nuestra memoria para siempre”, dijo Sabina antes de arrancar con un clásico tema de despedida- “Y nos dieron las diez”, que puso punto final al recital. EFE 

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