Una de la principal prueba de fuego para cualquier bisoño es poder pasar con notas sobresalientes en su primer año como jugador titular en la NBA.
De ser así, estaría sellando desde un primer momento su permanencia en el baloncesto más exigente del mundo.
Aún más, esos adornos lo llevarían alcanzar su meta más importante como jugador profesional que sería la obtención del galardón del mejor novato de la liga.
En la actual campaña, el novato Joel Embiid, tras ser elegido en el draft de 2014 y pasar 2 años en blanco, está pudiendo demostrar por fin su calidad como profesional y está devolviendo a los Sixers la paciencia que tuvieron con él.
El pívot procedente de la Universidad de Kansas, el cual en sus dos primeros años no pudo ver acción por una lesión en su pie, encabeza el pelotón al exhibir promedio de 20.2 puntos por juego, 7.8 rebotes (mejores promedios entre los actuales novatos) y 2.1 asistencias. Además de sus 2.4 tapones por partido.
Sus estadísticas lo colocan a una gran altura con relación a sus demás oponentes.
Veamos: el australiano Ben Simmons, también de los Sixers, llamado a ganar el premio, sufrió una fractura en el pie derecho que lo sacó de juego y no ha podido regresar.
Mientras que el grupo compuesto por Kris Dunn (Minnesota), Brandon Ingram (Lakers), Jamal Murray (Denver), Deandry Bembry (Hawks), Marquese Chriss (Suns), Caris Levert (Nets) y Buddy Hield (Pelicáns) han sido todo un fracaso con números muy por debajo de su proyección.