John Kerry debe ganar

John Kerry debe ganar

UBI RIVAS
El candidato a la presidencia de Estados Unidos en las elecciones del dos de noviembre próximo por el Partido Demócrata, John Kerry, senador por Massachusetts desde 1985, debe ganar el evento comicial sin deshace los mitos de su contendor, el candidato del Partido Republicano y aspirante a la reelección, el presidente George Busch Jr.

El principal mito que ha debido hace tiempo deshacer Kerry es el concerniente a los reales motivos que indujeron a Bush Jr. invadir a Iraq, adujendo que el presidente Saddan Hussein disponía de armas de destrucción masiva que recibió la negativa de la Comisión Internacional de Energía Atómica y en consecuencia, Bush jr, mintió a su país.

La real motivación que impulsó a Bush Jr. invadir a Iraq fue, y es, la de apoderarse de su riqueza petrolera, reservas estimadas en 650 millones de barriles de la cual bombea a diario, hoy, 1.79 millones y en tiempos antes de la invasión de Estados Unidos por sobre tres millones bdp.

Apoderarse de el filón descomunal de riquezas no para beneficio exclusivo de Estados Unidos, algo que no se justifica desde ningún razonamiento lógico ni ético, sino también, para favorecer al clan Bush, vinculado al negocio del petróleo.

En consecuencia, Iraq no era una amenaza para la seguridad de Estados Unidos, como no lo es Irán, Corea del Norte ó Libia, país al que Bush jr. levantó las sanciones el 20 de septiembre último, establecidas en 1998 por el acto terrorista del jet de PanAm que explotó en Lockerbie, Reino Unido.

Bush jr. ha intentado y ha logrado éxito en el propósito, impresionar y engatusar a la opinión pública de sus conciudadanos en relación a su zafarrancho contra el terrorismo, afincado en el hecho trágico y repudiable de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.

Pretendió vincular a Saddan Hussein con Osama Bin Laden y Al Quaeda, sin lograr comprobar vinculación alguna entre uno y otro, como tampoco entre Bin Laden y Bachar El Assad, presidente de Siria y por consiguiente, desvirtuando su tesis contraterrorista y la política preventiva que exhibe, todo envuelto en una fanfarria y una sustentación huera.

El flanco vulnerable de la economía en la Era Bush jr. no ha sido lo suficientemente explotado por Kerry, que ha ocasionando 2.7 millones de desempleados de los cuales, es cierto, se han recuperado 1.7 quedando un millón, suficientes para decretar la derrota de Bush jr. a la reelección.

El déficit fiscal de Estados Unidos este año subirá a US$445 mil millones, mientras en el primer trimestre de este año si la economía trepó a un 4.5%, en el segundo descendió a un 2.8% y el desempleo se mantiene en un 5.4%.

La vinculación del vicepresidente Dick Cheney con la empresa constructora Halliburton y los contratos para reconstruir a Iraq asignados a ésta, como denunció Kerry en Alburquerque, el 17 de septiembre último.

Empeñado en acometer molinos de viento terroristas producto de su imaginería para condicionar voluntades en su vera, Bush jr. expresó el 31 de agosto último que la guerra contra el terrorismo no se puede ganar, para desmentirse apenas 24 horas después expresando que Estados Unidos terminará por imponerse al terrorismo.

Un terrorismo que en gran manera exacerban Estados Unidos interviniendo en países que en nada vulneran su seguridad ni hegemonismo planetario, como en Iraq y Afganistán, la mayor reserva gasífera de la aldea planetaria.

La forma poco ética como Bush jr. «ganó» por 531 votos las elecciones a Al Gore y como su hermano Jeb, gobernador de Florida, intervino con los exiliados cubanos para imponerse en forma fraudulenta en esos comicios, más las torturas del presidio iraquí de Abu Ghraib, con motivaciones poderosas que Kerry ha debido esgrimir y/o explotar en contra de su adversario para derrotarle.

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