John McCain, candidato a la presidencia de los Estados Unidos en las elecciones del próximo 4 de noviembre, ganará el certamen cívico a su opositor, el demócrata Barack Obama, negro de ascendencia paterna africano, porque su estructura fundamental reposa en el guerrerismo.

La población de los Estados Unidos actual es de 240 millones, de los cuales 192 millones son blancos, 23 millones negros y 25 millones hispanos, y no es cierto, “manejable”, razonable, que una minoría de 23 millones de negros, más los simpatizantes blancos y latinos, pudieran inclinar el fiel de la balanza para imponerse a 192 millones de blancos, atendiendo a que tampoco todos los negros apoyan a Obama y los hispanos en gran mayoría son ilegales (no pueden votar) y otra gran parte no están organizados.

En los Estados Unidos la inmensa mayoría de su población es netamente guerrerista, porque aparte de la revolución de 1776 que produjo la separación de las 13 colonias originales de Gran Bretaña, registra la guerra de Secesión de 1863 entre Norte y Sur (Confederados) para los primeros abolir la abominación de la esclavitud y los segundos mantenerla en labranzas de algodón, tabaco y otras labores.

Pero 16 años antes, en 1846, declararon una guerra de león suelto contra mono amarrado a México y le arrebataron los territorios (hoy estados norteamericanos) de California, Nuevo México, Arizona, Texas, Oklahoma y Nevada.

Entre 1914-1918 Estados Unidos intervino en la I Guerra Mundial y 18 años antes en 1899, arrebataban a España sus colonias de Puerto Rico, Cuba, Filipinas y la isla Guan en el Pacífico, en lo que se denominó la Guerra Hispanoamericana.

El miércoles 5 de noviembre nos vemos. Nueve guerras respaldan a JohnMcCain y a Barack Obama el Serengueti de Kenya.