Johnny: un museo al buen vivir

Johnny: un museo al buen vivir

Es genial la idea de un Museo al Merengue llamado Johnny Ventura

Todos los que conocieron a Johnny Ventura tienen una gran variedad de anécdotas y vivencias, las cuales han sido expresadas en los más diversos testimonios durante los 3 días de duelo que han transcurrido después de su inesperado fallecimiento.

Su partida ha estremecido la conciencia nacional y ha movilizado una gigantesca ola internacional de reconocimientos a sus aportes al arte, la cultura y especialmente su contribución a las más elegantes formas de buen vivir, basado en el respeto a los derechos de todos y todas, en el servicio a los demás y en la humildad que mostró en todos los actos de su vida.

De su arte el pueblo dominicano y muchos pueblos del mundo han hablado por sus inigualables maneras de interpretar variados géneros musicales, pero de manera muy particular el merengue que identifica a su amada Quisqueya. Hoy se reconoce más sobre sus capacidades creativas, sus condiciones de arreglista, sus aportes a la cultura nacional y a la transformación y renovación permanente de nuestro principal género musical.

Durante el transcurso del funeral varias organizaciones expresaron la demanda de levantar un Museo al Merengue que lleve el nombre de Johnny Ventura.

Ese museo deberá recrear la obra y la vida del Caballo Mayor como le reconoce todo el país. También deberá recoger la historia de nuestro merengue y la diversidad de raíces culturales que representa, lo cual será de gran interés para las diferentes generaciones de dominicanos, pero también para quienes visitan la República Dominicana.

Sus luchas a favor de las libertades democráticas y por la igualdad lo coloca en el pedestal de los grandes artistas que a lo largo de la historia han utilizado su arte para contribuir a la felicidad de los pueblos.

El compromiso y la responsabilidad con las que desarrolló sus funciones de alcalde y congresista deja un ejemplo para quienes asumen responsabilidades políticas en la administración pública, pero también deja un ejemplo para todos, desde su condición de artista ciudadano que nunca renunció al compromiso para defender las orientaciones democráticas de la buena gobernabilidad.

Es genial la idea de promover un Museo al Merengue, el cual debe ser un tributo al género y a todos sus exponentes, pero al reconocer la inmensa mayoría de merengueros que Johnny en su más genuino exponente y que al llevar su nombre engrandecería la legitimidad de una obra llamada a movilizar multitudes nacionales e internacionales, con lo cual gana el país, gana el merengue en tanto que Patrimonio de la Humanidad, ganan los merengueros como su expresión viviente junto al pueblo que la da el sabor auténtico.

Ese museo expondrá la vida del niño dominicano nacido de las entrañas de un pueblo pobre, pero digno; la historia de un adolescente que se dedicó a superarse y que en sus esfuerzos revoluciono la música de toda una nación y de una gran región del planeta; recogerá la historia de un artista solidario y consejero de sus compañeros artistas, pero también de su pueblo.

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