No superan los 28 años y ya son veteranos en el voluntariado social. No son niños genios, hijos de millonarios ni tampoco están hechos de un material distinto. Solo tienen a flor de piel la sensibilidad social, que los lleva a ponerse en los zapatos de quienes sufren, como lo hace Katherine Motyka, que se estremece por la esperanza llevada a una familia cuando logran recaudar para la compra de un tratamiento médico a través de la plataforma de Jompéme.
Se trata de la primera plataforma de recaudación en línea para causas sociales de emergencia y pobreza, pero no siempre fue así. Este espacio nació con fines muy distintos. La idea en principio era impulsar proyectos de emprendedores que no tuvieran los medios para iniciar, cuenta Motyka, CEO y cofundadora de la misma.
“Esta página nació durante un proyecto de tecnología de 54 horas llamado StartUp Weekend, donde se reúnen personas con iniciativas y la hacen realidad”, explica, Katherine.
Su primera idea no funcionó, quizás porque el destino les tenía una mejor propuesta. Fue así como conocieron a “Pelú”, un adulto mayor que había sido atropellado y necesitaba comprar medicamentos. Subieron su historia en la página y ahí se inicia la etapa solidaria de lo que se concibió como un proyecto tecnológico.
Gracias a la generosidad de los seguidores del portal www.jompeame.com y la rapidez con que le dieron respuestas a la necesidad del abuelo es que nace esta sangre nueva de líderes sociales, que genera pequeñas revoluciones y cambios positivos, utilizando la tecnología para hacer el bien.
Junto a Katherin trabajan Rafa Gómez y Luci Castillo quienes llegaron a la organización en el proceso de transformación hacia labores solidarias y la han hecho parte de su vida.
Luci y Rafa, ambos de 21 años, están seguros de que esta es su pasión y están dispuestos a sacrificar otros aspectos de sus vidas para ayudar a otros.
“Juntos hacemos posible que niños puedan obtener educación, en caso de desastres naturales, abuelitos puedan vivir decentemente, enfermos puedan cubrir sus tratamientos, operaciones y muchas cosas sorprendentes que ayuden a nuestro país a cambiar”, dicen.
Bendita inspiración. Los mentores son fundamentales para que el voluntario no pierda pasión y compromiso. Este proyecto le da la oportunidad a las personas de ayudar de diferentes maneras, haciendo donativos pero también convirtiéndose en embajadores para hacer la entrega de lo recaudado.
Changers Club. Es una comunidad dentro de esta iniciativa, comprometida con el cambio, que realiza donativos mensuales y los mismos van dirigidos a más de 100 niños huérfanos de los diferentes albergues del país para que estos tengan la oportunidad de recibir la alimentación, salud, vivienda y educación que necesitan hasta que sean bachilleres.
Dinámica para ayudar. Los casos que le llegan son colgados en la página junto a una conmovedora historia contando la necesita del solicitante, el tiempo estimado que duran para obtener respuesta de los donantes es de una semana a un mes.
Antes un equipo de trabajo de Jompéame verifica que el caso sea real. Dependiendo el tipo de necesidad, la ayuda puede ser en efectivo o en especie.
Pero, aclara Luci, “toda ayuda se entrega en especie, si es un tratamiento médico lo pagamos directamente, con el interés de garantizarle a los donantes que su donativo se utilizó correctamente”.
Reconocimiento. Jompéame se ha ido convirtiendo poco a poco en un referente cuando se habla de causas sociales y como resultado ha obtenido varios reconocimientos: ganadores StartUp Weekend, Premio Tic-Américas, Premio Metro RD Emprendedor, finalistas Premio Nacional de la Juventud, Premio Cemex-Tec y resientemente Premio Impúlsate del Banco Popular.