Jorge Pineda Cuando la realidad es arte

Jorge Pineda Cuando la realidad es arte

Jorge Pineda ha ganado un espacio merecido en la plataforma artística contemporánea internacional y nacional. Tenemos la suerte de conocer su trabajo desde los años noventa, y en todo el proceso del tiempo queda claro que este artista dominicano no ha cesado de trabajar y de producir y hacer su obra, sostenida primero por la constancia y la coherencia del pensamiento antes de la ejecución. Estamos frente a un artista que piensa y que nutre su pensamiento con la reflexión, el viaje, la lectura la información y el encuentro, direcciones fundamentales en las nuevas generaciones de artistas del siglo XX.
Su espacio está ganado por su misma personalidad gráfica y visual que según sus propias palabras “desarrolló desde la infancia con una inquietud profunda en ver y mirar la realidad del entorno”.
Es indiscutible que su precisión del dibujo viene de su formación académica con la arquitectura, pues maneja todas las técnicas del trazo con una maestría única en todos los recursos: punta, bolígrafo lápiz, grafito y pluma.
Toda su obra se desenvuelve en una conceptualización del espacio muy pensada y medida, con una claridad en los recursos técnicos, no importa que sea en las instalaciones como en la obra en papel. El dibujo de Pineda es único, su trazo le pertenece, y es distinguible entre muchos. Su relación con la realidad nos invita siempre a pensar sobre las trampas, los rejuegos, los engaños, las mentiras y las hipocresías que rodean la humanidad, con su obra realza la evidencia del espejismo entre lo real y lo soñado. Cuando hablamos de la relación exquisita del espacio, vale recordar aspectos de vida del artista. Estos son: su nacimiento en Barahona, sur de la República Dominicana, el 24 de septiembre de 1961, Pineda afirma que fue artista “desde siempre”, desde que dibujaba en una gran pizarra que su madre, profesora, colocó en la terraza de casa. “Éramos tres parejas de mellizos, y mi madre dividió el tablero en seis para que todos pudiéramos pintar. Mi hermana me cedió su espacio, acabé alquilando la pizarra al resto, y al final terminó siendo para mí, para yo expresarme”.
A este fabulador siempre le han interesado, asegura, los niños. El mundo de la infancia, como emblema de la humanidad y la inocencia son el hilo conductor de buena parte de la obra del dominicano, que aporta, además, una clara voluntad de crítica social, de compromiso con los desfavorecidos. “La fragilidad de los más pequeños me preocupa. Yo tuve una niñez muy feliz, muy cuidado y amado por mis padres, pero las condiciones económicas y sociales de Santo Domingo hacen que haya un número importante de niños viviendo en la calle. Por eso, procuro reflejar en mi trabajo la falta de humanidad del planeta. La infancia que nos trae Jorge Pineda en sus obras está llena de dolor muchas veces, pero también, de sabiduría e inteligencia. Es una infancia integrada a la sociedad, en búsqueda de soluciones. Son niños y niñas que más allá del drama, no descartan el sueño y la esperanza…
La presencia de cuerpos, también esconde partes como el rostro “para crear conflictos en el espectador”. Sus trabajos son como un juego para que la gente se acerque a descifrar los códigos envueltos en él, quien está convencido de que el arte contemporáneo ha dejado atrás la solemnidad para apostar por otras opciones y miradas. Aquí, reside y se funde la profundidad de la obra, en los aciertos patéticos y dramáticos, pues este artista sabe manejar el espacio relacionado con la ejecución de sus instalaciones, sabe ante todo, las reglas teatrales del sentimiento profundo del drama, ya que también incursionó en las artes vivas del escenario.
Toda conciencia de la realidad y de las estratificaciones sociales las hace obra, obra lograda en el sentido formal, y obra en el sentido ciudadano, que contribuye a compartir conciencia y reflexión.
Pineda piensa que tanto la pobreza como la riqueza “son males endémicos”. Considera también, que la riqueza extrema, muchas veces, “ofrece una visión tan limitada del mundo y la injusticia se produce sin que podamos percibirla. Mi país no está exento de ello. Si cada persona hiciera lo que sabe, con alegría y energía, tendríamos menos problemas”. “Su manera de cooperar para mejorar el mundo es “hacer lo que sé: crear objetos e imágenes, que la gente denomina arte, y que intentan dialogar con los demás”. Cuando nos empapamos de su obra entendemos que con el pudor y la prudencia, este artista sabe denunciar, resaltar, indicar, señalar los flagelos de la sociedad con un arte de la advertencia y del aviso que ejecuta con refinamiento e inteligencia, siempre fiel con la realidad dominicana.
La exposición que presenta actualmente en el Centro Cultural de España contiene la expresión de su madurez artística visual y de su personalidad intelectual. Es importante visitar más de una vez e invitar el mundo académico de las artes a entrar en el lenguaje gráfico de este artista que probablemente sea en la actualidad uno de los creadores que le dan al dibujo una conceptualización evolutiva, tanto en la técnica como en el discurso.

Nos parece muy necesario que un museo, galería o centro cultural, como es el caso del Centro Cultural de España, se asocie con profesionales de la difusión y promoción del mercado de las artes plásticas y visuales, como es el caso de esta exhibición, pues Lucy García, su galerista, acompaña el proyecto y organiza visitas solicitadas al Centro, para grupos interesados de la sociedad civil y del coleccionismo nacional e internacional.
En el caso de este artista, debemos destacar que por encima del éxito y de la posición considerable de su valor en el mercado internacional del arte, que nunca dejó de estar implicado con la vida cultural nacional, aportando ideas, sirviendo desde su competencia y entregándose al devenir de los artistas emergentes, compartiendo siempre sus experiencias y conocimiento.
Vayan a ver “Placebo”, una exposición que confirma la maestría de un artista conceptual en su lenguaje propio y que nos revela que con él la generación que representa ha dado grandes pasos dentro de las propuestas conceptuales post modernas.

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