Jorge Santana Castillo – Cartas al director

Jorge Santana Castillo – Cartas al director

[b]Señor director:[/b]

Una deformación histórica se está expandiendo en Hato Mayor del Rey, como un cáncer o como la hierba mala, que por más que las arranquen, siempre vuelve a nacer. Resulta que en el 1994 la firma de Barceló & CIA lanzó una campaña publicitaria acerca de nuestras costumbres y tradiciones, pero no se realizaron las investigaciones pertinentes sobre nuestro gentilicio y utilizaron la terminología de «hatero soy», sin pensar las implicaciones históricas y sociológicas que encierra el término «hatero», para la sociedad dominicana.

Decía el profesor Juan Bosch «que los pueblos que no conocen su verdadera historia están condenados a repetirla», y nosotros diríamos, y de manera negativa. Hoy usted visita aquel humilde pueblo, de hombres y mujeres honestas y trabajadoras y encuentra una emisora que lleva el nombre de hatero, un periódico de circulación local, muchos de los equipos deportivos llevan en su pecho o en las espaldas de sus franelas, gorras y sticker que van pegados en los vehículos de motor, llevan el ominoso nombre de «Hatero Soy».

Sabemos que las identidades han estallado y que en su lugar no está el vicio sino el mercado. Para Beatriz Salvos, «Las ciencias sociales, descubren que la ciudadanía se ejerce en el mercado y que quien no puede ejercer allí sus transacciones queda por así decirlo, fuera del mercado». El mercado es un lenguaje y todos tratamos de hablar algunas de sus lenguas; nuestros sueños no tienen demasiado juego propio. Soñamos con piezas que se encuentran en el mercado, pero que su uso puede costarnos muy caro, como es el caso que nos quieren imponer.

Los pocos historiógrafos dominicanos, que han escrito sobre el origen y fundación de Hato Mayor del Rey, han manejado los conceptos de hatomayorenses y hateros como sinónimos y realmente no lo son. La conceptualización de Hatomayorenses, tiene su explicación en los aspectos gramaticales de la formación de palabras por derivación, es decir, los gentilicios, que son los nombres que indican el lugar de origen, la religión o la ideología de los pueblos.

El hatero fue una sociedad que se desarrolló en el oeste y norte del país, a través del negocio del contrabando con países enemigos de España, como lo eran Francia, Holanda e Inglaterra. Para Roberto Cassá, «los hateros fueron esclavistas, que trataron de lograr el máximo beneficio a través de la explotación de los esclavos, por su alto grado de mediocridad de su unidad productiva».

El 1605-1606, el gobernador, Antonio Osorio llevó a cabo las devastaciones del oeste y el norte de la isla de Santo Domingo. Esto va a producir una evacuación hacia el Este. Aunque el negocio del contrabando quedó aniquilado con las despoblaciones, la organización social Hatera se mantuvo en pie. El hato ganadero típico del siglo XVIII, era una unidad social basada en la combinación del trabajo de los propietarios libres con el de los trabajadores esclavos, que era el fundamental, pero que tomaba rasgos feudales y patriarcales.

Para el 1798 los hateros se encontraban con su autoridad social aumentada por la preeminencia económica. Aunque otros sectores se habían desarrollado también; como los azucareros, comerciantes, y el de los cortadores de madera; pero no llegaron a formar centros efectivos de poder social, tan fuerte como el de los hateros. Es por eso que después de la Reconquista del 1809, hecha por los hateros, los Sánchez Ramírez en La Vega, y los Cáceres en Santiago, se dividieron el país.

Para Bosch, «el gobierno de los hateros fue un fracaso total para el país». Una de las causas de la ocupación del 1822, hay que buscarla en el fracaso de la sociedad hatera. Así vemos que al producirse la separación de Haití, el 27 de febrero de 1844, comenzó la etapa de las luchas públicas de la pequeña burguesía nacional contra el poder social y político de los hateros.

Antes que se produjeran los sucesos de la Puerta del Conde, los hateros se apresuraron a anteponerle a Duarte otro líder. Este fue el sátrapa Pedro Santana. Es más, se afirma que la persecución de que fue objeto Duarte, ordenada por el gobierno haitiano, se debió a la denuncia de unos de los conspiradores dominicanos que pertenecía al grupo de los hateros.

Durante unos veinte años, de 1843-1863, la historia nacional registra esa lucha entre el sector liberal y el sector conservador que representaban los hateros y como muestra de su carácter entreguista y antipatriotas, está la azarosa anexión a España en 1861.

Desde el momento mismo del nacimiento de la República, los hateros quisieron apoyarse en el poder extranjero. Pero con la Anexión a España el sector provocaba un levantamiento implacable de todos los sectores de la pequeña burguesía, y la desaparición final de los últimos restos de la sociedad hatera, que fueron enterrados junto con Santana; nos referimos a la gloriosa gesta restauradora de 1863.

Pienso que las personas que hicieron el montaje de la propaganda «Hatero soy», no se percataron, de que con dicho mensaje estaban reivindicando el pensamiento de los hombres que tuvieron los intereses más oscuros de la nación dominicana, como lo fueron Pedro Santana y sus secuaces.

Creemos que los pueblos que no conocen su historia, posiblemente pasen sin saber que existieron. Nuestro Hato Mayor del Rey, aparece en los anales de la historia dominicana, como uno de los pueblos más heroicos de la gesta independencia y restauradora.

Hato Mayor, fue cuna de la independencia nacional. No permitamos que se nos siga fragmentando más nuestras verdaderas raíces históricas. No agreguemos más antivalores a nuestro pueblo. No permitamos que se nos encasille juntos a los verdugos de la patria. Hatomayorenses sí, hatero no.

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