José Alcántara Almánzar Un autor esencial para acercarse a la literatura dominicana

José Alcántara Almánzar Un autor esencial para acercarse a la literatura dominicana

José Alcántara Almánzar bautiza su último libro con el título «Memoria esquiva». Desde que lo leí me sentí identificada con un proceso de recuerdo y descarte que nos sucede a medida que pasan los años; una especie de ejercicio de protección para no poblar el presente de experiencias que no queremos revivir.

De ahí que aprendemos no solo a importantizar lo bueno, sino a metamorfosear esas memorias con la imaginación resultando muchas veces en algo completamente distinto a la vivencia original en un procedimiento transformativo que podría alcanzar a ser ficción.

 Y si el hombre es la memoria, nada más real que ese resultado-ficción, a veces envuelto en niebla y otras, portador de una luz que nos ayuda a encontrarnos a nosotros mismos.

Educador, narrador, ensayista, crítico literario… José Alcántara Almánzar ha sido docente por largos años en nuestro país y en el extranjero. Ha recibido altos premios y reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional de Literatura en 2009. Su bibliografía activa incluye ensayos nodales sobre la literatura dominicana y más de diez libros y antologías de cuentos que lo han convertido en un referente de la narrativa nacional. Igualmente, su obra crítica y narrativa lo conectan a sus precedentes más importantes: Pedro Henríquez Ureña y Juan Bosch.    

        «Memoria esquiva» es un libro de ciento veintiocho páginas editado de manera impecable por Santuario que contiene veinte cuentos y seis ensayos. Sólo nos referiremos a los cuentos.

        En este tomo, el autor reafirma su maestría en el manejo de las estructuras narrativas y las convierte en nuevos acercamientos a una realidad humana, política y social que él siempre ha trabajado y que parece «morderse la cola».  Porque si nos fijamos bien, los temas de «Memoria esquiva», que se desarrollan en espacios y épocas actuales, confirman el autoritarismo, la corrupción, la indefensión, la violencia, y el imperio de los instintos sexuales que definen a seres humanos que sólo han aprendido a exacerbar sus conductas aberrantes con los recursos de la modernidad.

        El crecimiento del sicariato en «El desconocido»; la idolatría al dictador ¿«El talismán»?; la corrupción descarada ¿«El desquite»?; y el calentamiento global ¿«Vaticinio»?; testimonian la permanencia de actitudes deplorables que sólo han cambiado de nombre, y las consecuencias de la depredación indetenible de los recursos naturales.

        Los veinte cuentos son sumamente cortos, algunos, casi minicuentos, lo que exige al autor una mayor precisión y un cálculo cuidadoso en el desenvolvimiento de los hechos, teniendo en cuenta que una de las características que ha definido la narrativa de José Alcántara, es el cierre con un final devastador y a veces sorpresivo, que sintetiza lo expresado a lo largo del texto.

        El manejo del ritmo del lenguaje resulta esencial para plasmar la vaguedad de unos recuerdos que ayudan a reconstruir vivencias que arrancan de experiencias reales y se enriquecen con la nueva visión de un tiempo, pasado-presente, que sólo podemos rescatar a base de ficción.

         Sin embargo, la violencia y esa tensión sexual que ha definido muchos de los mejores trabajos de Alcántara Almánzar «Con papá en casa de madame Sophie» (1978 ), «Ruidos» (1983), aunque en este libro aparece como urgencia ciega en «El patio» y «Pasión de verano», logra ascender y dar paso a situaciones llenas de ternura donde percibimos el dolor por la muerte de la abuela, «Los días contados»; la imborrable imagen navideña «Resplandores«; la elevación que proporciona la música «Concierto Italiano»; y el aplastante olvido a que son relegados servidores esenciales de nuestra sociedad,«La sobreviviente».

        En lo que podríamos llamar un viaje a la melancolía, reconocemos a la soprano petromacorisana Violeta Stephan en «Los estragos del olvido», y al gran músico que fue Manuel Rueda en «Concierto italiano». 

        Otro aspecto distinto que presentan estos trabajos es la importancia que el autor da a la descripción. Como si le importara más el ambiente que el mismo hecho, recrea detalles que definen el lugar, logrando el escenario justo para que todo suceda, y esto lo obtiene con un lenguaje poético equilibrado que de manera aparentemente sencilla enriquece la intelección de lo acontecido, y ayuda a que el lector entre en el cuento para vivir, en la interpretación, su propia historia.

        Creemos que José Alcántara ha rescatado experiencias que lo ayudaron a crecer como persona, reinventándolas con el arduo trabajo de una prosa sencilla, que cumple con muchos aspectos de lo que podría ser su vida hoy. Y con su manejo del ritmo, del tiempo y de las imágenes poéticas, confirma la cita de Haruki Murakami que aparece al inicio del libro: « …Los cuentos son como postes que indican el camino a mi corazón…».

        «Memoria esquiva» es un libro escrito desde el descanso mental de la madurez, que probablemente sea capaz de generar esas empatías que ayudan a encontrar la liberación en las palabras de otro.

        Por otro lado, este libro ayuda a encontrar, de manera indirecta, la propuesta esencial que ha permanecido a lo largo la vida del autor: seriedad, humildad, espíritu de justicia, solidaridad… y, muy especialmente, la excelencia sostenida por el empecinamiento en una sólida formación y maestría en el ejercicio literario.

        Definitivamente, con «Memoria esquiva», José Alcántara Almánzar confirma ser un autor esencial para poder acercarse a la literatura dominicana.

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