Mientras sorbe un café en uno de sus restaurantes, el famoso chef asturiano José Andrés, apodado el «rey de las tapas», habla de las elecciones en EE UU y da un aviso: «Hay que tener cuidado» con Donald Trump y sus «cantos de sirena».
Conversador locuaz, el cocinero charla sobre el magnate, a quien ha desafiado en los tribunales, pero aliña a veces su discurso con digresiones anecdóticas, sin distraerse ante las suculentas tapas de ensaladilla rusa y gazpacho que se sirven en mesas aledañas. «Yo empecé aquí, en esta esquinita», recuerda José Ramón Andrés Puerta, de 46 años y mundialmente conocido como José Andrés, sentado en un taburete y vestido con una cazadora de los Capitals, el equipo de hockey sobre hielo de Washington del que se declara un fan.
Esa «esquinita» es el cruce de las calles E y 7, en el bullicioso centro de la capital estadounidense, donde se alza el restaurante Jaleo, un templo del tapeo que José Andrés abrió en 1993 y que se convirtió en el epicentro de un imperio gastronómico formado hoy día por más de quince establecimientos en el país.
El cocinero, reconocido en 2012 por la revista «Time» como una de las «cien personas más influyentes del mundo», afirma que «hay que construir más puentes y menos muros» al denunciar el plan de Trump -a quien alude como «ese señor»- para levantar un «gran muro» en la frontera de Estados Unidos con México a fin de taponar el flujo de inmigrantes indocumentados.
José Andrés acusa al empresario de generar «odio» y «exacerbar los ánimos» desde el pasado 16 de junio, cuando el magnate se postuló para las elecciones presidenciales de noviembre próximo con insultos a los inmigrantes mexicanos y la promesa del «gran muro».
Como «orgulloso inmigrante español» y ciudadano naturalizado estadounidense, el cocinero decidió entonces romper un acuerdo para gestionar un restaurante en el lujoso hotel que el multimillonario inaugurará este año en Washington, no muy lejos de la Casa Blanca. Trump reclamó una indemnización de 8,7 millones de euros al chef, quien contraatacó con una demanda de 6,9 millones de euros por los perjuicios que sus comentarios «antihispanos» ocasionaron a la apertura de un «restaurante español» en el hotel.
Sobre el litigio, José Andrés se muestra cauto y enigmático: «Va todo bien. El que menos habla, a veces, es el que más tiene que ofrecer. Yo prefiero seguir haciendo lo mío y los demás que hagan lo suyo. Y ya veremos al final». El «rey de las tapas» conoce personalmente al multimillonario («yo he hablado con él», asegura), y, preguntado si en las distancias cortas resulta tan fiero como lo pintan, responde que «no», que «nadie en la vida es tan malo».